Guillermo indicó que su condición no le ha permitido encontrar un trabajo estable para mantener a su familia.

Es por eso que diariamente sale a la calle a pedir dinero.

La odisea inicia por las mañanas cuando sale de su casa, ubicada en el barrio Nuevo Paraíso, de El Carmen.

Su vivienda es de caña y con los años se ha ido deteriorando, lo cual se evidencia en la vieja escalera que debe bajar Guillermo.

Una vez en la tierra, él toma su silla de ruedas,  la que apenas tiene dos aros viejos, pues las llantas se le gastaron y no ha tenido dinero suficiente para unas nuevas.

“Necesito una silla nueva”, dijo Guillermo mientras se alistaba para salir a la calle y recoger algo de dinero.

Para llegar a la zona céntrica hay un atajo, el cual es utilizado por Guillermo todos los días, una loma empedrada de 30 metros por donde debe arrastrarse y halar su vieja silla. 

Su mirada hacia la cúspide se vuelve infinita, como si fuese a escalar el Monte Everest.

Moviendo un vaso de plástico de un lado a otro, Guillermo trata de llamar la atención de los transeúntes para que le regalen alguna moneda.

Mencionó que hay días en los que sólo recoge 30 centavos y le toca ingeniárselas para “parar la olla”.

Comentó que tiene cinco hijos y aunque no lo visitan, él les guarda cariño.

Una vez terminada su jornada, regresa a casa y debe bajar por la misma loma. 

Asegura que la bajada es fácil, pero en ocasiones se ha caído.

Ayuda. Lubia Cedeño, directora de la unidad técnica del Consejo Cantonal de Protección de Derechos de El Carmen, manifestó que el caso de Guillermo está siendo atendido. Añadió que ya fue operado en el hospital Gustavo Domínguez, en Santo Domingo de los Tsáchilas, de un tumor en su testículo izquierdo.

El porcentaje de discapacidad que tiene Guillermo es del 75 %. Se indicó que en agosto podría beneficiarse con un bono del MIES para mejorar su calidad de vida.