Explicó que este trabajo se ha convertido en una tradición familiar, ya que sus abuelos y sus padres también se dedicaban a esta labor.
Marcillo comentó que su jornada laboral inicia todos los días a las 04h00, y junto a sus dos hijos recorre varios cantones de la provincia para vender el chame.
Aseguró que a diario vende 40 “tachos” de este pescado.
Juana Guillén, propietaria del comedor “La vuelta del chame de oro” en Tosagua, mencionó que lleva 30 años preparando este plato que atrae a turistas de todo el país.
Señaló que el negocio es bueno, especialmente en invierno cuando el chame baja de precio.
Roberto Alcívar también se dedica a vender chames en la vía Tosagua - Bachillero desde hace cinco años.
Según el Ministerio de Cultura y Patrimonio, es uno de los peces más apetecidos en la costa ecuatoriana.