Los periodistas arrastramos mala fama y con ella debemos vivir. Somos sicarios de tinta, corruptos, vendidos y sapos. Vamos por la vida dañando la honra de la gente porque tenemos el alma podrida. No respetamos la privacidad de nadie. Nacimos para joder por simples envidiosos. Somos judas comprados por unas monedas. Así nos ven muchos, y les aseguro que no son pocos los que creen aquello.