En Sudamérica el primer país en permitir el aborto voluntario fue Uruguay. El 17 de Octubre del 2012 entró en vigencia el aborto voluntario asistido, que autoriza a la mujer realizarlo en el Sistema Nacional de Salud hasta la semana 12, sin ninguna responsabilidad penal.

Argentina se suma a esta permisividad que tanta polémica ha causado, el 14 de Junio del presente año, la Cámara de Diputados tras casi un día de debates, aprobó un proyecto que autoriza la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 14 de gestación.

En Ecuador el aborto es ilegal, pero desde al año 2014 es permitido cuando “se ha practicado para evitar un peligro para la vida o salud de la mujer embarazada y si este peligro no puede ser evitado por otros medios” o “ si el embarazo es consecuencia de una violación en una mujer que padezca de discapacidad mental”, según el artículo 150 del Código Orgánico Integral Penal ecuatoriano.

Podemos evidenciar que estas medidas pueden causar un efecto “espejo”, en el cual los demás países de la región por lo menos están analizando el tema que ha despertado en unos casos la aceptación y en otros la ira popular.

Pensar que todavía en el siglo XXI, donde reina la tecnología y las campañas de salud están más al alcance de todos, en las instituciones educativas se habla abiertamente del tema, aún se den casos de embarazos no programados que conllevan a practicar el abortamiento. 

Bajo ningún concepto apoyo el acabar con una vida, porque desde el momento de la concepción existe un ser que merece vivir. Hay métodos que nos evitarían llegar a estos extremos.

Si es por derechos, aplaudo a las feministas por reclamar sus ideales y que se den realmente la igualdad de condiciones. No solo la mujer tiene que prevenir el embarazo, un hombre, aparte de utilizar anticonceptivos debería buscar otras soluciones como la vasectomía. Yo lo pensaría si tuviera una vida promiscua y más de dos hijos.

El poder concebir es una capacidad que en la mayor parte de ocasiones es tomada a la ligera como si fuera un juego, resulta lamentable observar que según un estudio multidisciplinario liderado por Esteban Ortiz, investigador y docente de la Universidad de las Américas (UDLA), ha determinado que en Ecuador el 85 por ciento de los abortos son clasificados por el Ministerio de Salud como “otros embarazos terminados en aborto”.

Es un secreto a voces que si bien el aborto en nuestro país no es permitido, existen lugares que “te ayudan a salir del problema”. 

Aunque esté en contra de estas prácticas, en silencio siempre se están realizando; por eso queda la duda si sería mejor legalizar el asunto o seguir repudiando desde nuestras mentes el hecho, sin poder hacer nada desde nuestro perímetro personal.

Tratando de sacar algo notable de este tema, hago énfasis en que Uruguay, desde la vigencia de la ley, se convirtió en el segundo país, detrás de Canadá, con menor mortalidad materna en América, según la Revista Internacional de Ginecología y Obstetricia.

El debate queda abierto. tratando de que en nuestro país, por lo menos en un futuro no muy próximo, se llegue a abordar el tema desde organismos gubernamentales que representan la voz del mandante, el pueblo, y busquen soluciones que beneficien a nuestra sociedad para garantizar la igualdad, los derechos y por sobre todo la vida.