La menor agresora fue cambiada a otro establecimiento educativo. Se había convertido en un riesgo para la integridad física de los alumnos de esta escuela, por el recurrente acoso que hacía a sus compañeros, según indica la pariente de la menor agredida.

El viernes pasado, “Violeta” decidió no mandar, a la misma escuela, a su hijo que está en cuarto año básico. 

Ella asegura que desde hace más de un mes el menor es agredido por un compañero de clases. 

“El niño no quiere ir a la escuela. Llega de clases asustado, a veces hasta con moretones. Me dice que es un compañerito que le pega”, señala.

Agrega que tomó la decisión porque los documentos firmados entre los padres del menor agresor, y las autoridades de la escuela, no le daban garantías para su pequeño hijo. “No quiero que le ocurra algo peor”, dijo.

>otro caso. Otro testimonio es el de “Lucrecia”. Ella asegura que su hija de 8 años sufre de constante acoso escolar en la misma unidad educativa. 

“Mi hija me dice que le dicen que es una bruja, un demonio, que es la salvaje de la escuela”, relata.

Como consecuencia de esta situación la niña ha bajado de peso y no quiere ir a la escuela, además se pone la manos en las orejas cuando ellos le hablan por alguna razón. “La niña está perturbada. Cuando le decimos algo nos dice, no me grites, no me grites”, comenta preocupada su mamá.

Se intentó conversar con las autoridades de la institución educactiva donde se han registrado los casos, pero se dijo que no podían dar declaraciones.

>registros.  En la zona 4 de educación, se han denunciado 37 casos de bullying.

Esta cifra forma parte de los 538  incidentes  registrados  en los últimos dos meses al interior de instituciones educativas de  Manabí y Santo Domingo, según explicó Fátima Pérez, directora zonal de educación especializada.

“Se está trabajando con las dos partes, tanto los que agreden como los agredidos”, dijo.

La funcionaria explicó que estos casos son tratados por los departamentos de consejería estudiantil de los planteles educativos.

>problema.  Karina Molina, psicologa clínica, señala que la actitud que se tome en torno a este problema social es lo que va a definir si el acoso escoloar se hace permanente o no.

“En las instituciones educativas se deben establecer  programas para que el acoso escolar, o bulling, no sea permanente, no cause depresión, o lleve al suicidio al menor que es agredido por sus compañeros”, señala.

Agregó que el acoso escolar es un fenómeno que  no distingue sexo, etnia, clase social o condición geográfica.  Según datos del Ministerio de Educación, el 48,8% de mujeres sufren de bullying frente al 48,7% de hombres, siendo entre los 10 y 14 años las edades donde más se concentran esos abusos. 

En mayo de este año, en un centro educativo de Guayaquil una menor de 11 años  murió aparentemente a causa de los golpes que le dieron sus compañeros de clases.