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ARTISTAS.
Con tambores y pingullos

El Grupo Cultural Salasaka, conformado por tamboreros y pingulleros, no se pierde ninguna festividad andina.

Sábado 23 Junio 2018 | 04:00

Ni la de alcaldes, capitanes, caporales, pindoneros, Inti Raymi, Pawkar Raymi, ni matrimonios. 

Este conjunto, que en un inicio contaba con 18 integrantes, ha prevalecido a través de los tiempos, a pesar de que en la actualidad lo conforman solo siete personas. 
Manuel Masaquiza Jiménez, su dirigente, manifestó que esta tradición musical la aprendió de sus abuelos. “Yo soy pingullero desde los ocho años, mi papá también lo era. Nosotros hasta para cortar hierba íbamos tocando los pingullos”, agregó, y afirmó que esto es parte de su identidad y cultura.
 
>MÚSICA. Este grupo de música andina se está preparando para el festival Intipak Taki, un término kichwa que significa “música del sol”. La iniciativa es parte del Sistema Nacional de Festivales del Ministerio de Cultura y Patrimonio.
Este evento, en honor a las fiestas del Inti Raymi o “fiesta del sol”, se desarrollará en varios escenarios durante este mes y el primero de julio. Cultural Salasaka será parte del concurso que expondrá la música andina de su pueblo. Cuatro serán las provincias participantes: Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo.
Este año es fundamental  para el pueblo Salasaka, ya que es la primera vez que varios grupos de música andina se presentan con un aproximado de 150 participantes.
Martha Chango, concejal de Pelileo, manifestó a diario La Hora que en la celebración, que se realiza en este mes, se escoge a los mejores pingulleros y tamboreros, quienes han trascendido en este arte. Hay que tomar en cuenta –dice– que hoy en día esto ya se ha ido perdiendo.
“Actualmente, por la migración, los jóvenes no tienen ese arraigamiento por nuestro pueblo. Por eso a través de estos encuentros tratamos de que formen parte de estos ritos, de que ellos en un futuro continúen con estas tradiciones y que se empoderen de nuestra vestimenta, idioma y costumbres”, enfatizó Chango. Además advirtió que deben cultivar estas riquezas culturales los padres de los chicos. 
El Grupo Cultural Salasaka se dedica al arte musical desde 1980. Aparte del pingullo y los tambores también entonan otros instrumentos: flauta, pífano, antara, rondador, quena, quenilla, redoblante y violines. Ellos repasan todos los viernes por lo menos dos horas al día, como un compromiso para rescatar los saberes ancestrales. 
Sus tambores, que los conservan como reliquias de su comunidad, contienen gráficas muy coloridas. En estas figuran animales que antes existían en la zona, como los osos y los tigres. También están representaciones de sus festividades. Los instrumentos los fabrican ellos mismos con la materia prima que es traída de la Amazonía, además con cuero de borrego, indicó Kury Masaquiza, integrante de la agrupación.  
Existe una diversidad de temas musicales, entre ellos están “La buena llegada”, “Caminar a la fiesta”, “Endurecer la fiesta”, “Intercambio de la música con ritmo” y “La despedida”, que, según su cosmovisión, debe ser una melodía triste que logre transmitir el sentimiento cuando se terminan las fiestas. 
Para Manuel Masaquiza, las canciones de su pueblo son un ícono que representa sus tradiciones, forman parte de su diario vivir. Mientras realizan una minga, cuando cuidan sus animales o en una manifestación, tocan la bocina o el bombo, también antiguamente por medio de silbidos hacían sus llamados. 
La mayoría de pingulleros han fallecido, ellos anhelan dejar el nombre de su pueblo muy en alto con una grabación. 
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