Como habían estado festejando en ese día, tenían aliento a licor, así que al encontrarse con un operativo policial huyeron, pero no se alejaron demasiado cuando la moto golpeó el filo de la acera y se accidentaron. 

Mientras se revolcaba de dolor vio cómo luces de colores los rodeaban. A su lado quedó su hermano, y desde ese momento no lo volvió a ver.

El 28 de diciembre del 2014 es una fecha que representa dolor para la familia Zambrano-Mendoza.

 

 

Atado. Ronald expresó que cuando abrió los ojos vio a varias personas a su lado; quiso moverse pero no pudo debido a que se encontraba amarrado a la cama.

Sus acompañantes se identificaron como familiares, y él no les creyó. Lo peor de todo es que no tenía recuerdos de algo en su mente para determinar si lo dicho por los visitantes era cierto. 

Sucede que mientras Ronald descansaba tenía pesadillas, y por seguridad lo amarraron a la cama, ya que temían que se cayera y se lastimara más de lo que estaba.

 

Súplicas. Ronald se veía  herido y no atinaba pensamiento alguno para saber cómo llegó hasta el hospital. Debieron pasar ocho meses para que su cerebro asimilara los hechos y funcionara con normalidad. 

Recién allí se enteró que la noche del accidente su hermano Omar, amigo y confidente, había muerto. 

“No me lo explico ya que el golpe fue suave, apenas se viró la moto”, dijo. 

Los golpes en la cabeza causaron el fallecimiento de su pariente, cerca de las bases del puente peatonal de la Universidad Técnica de Manabí.

Ronald, en cambio, resultó con heridas en el abdomen que lo llevaron a ser operado por varias ocasiones. También tuvo fracturas múltiples en el hombro derecho que hoy le impiden hacer alguna actividad física.

Previo al percance los hermanos estuvieron celebrando el bautizo de una sobrina, luego fueron a un baile y terminaron en los comedores del mercado número uno. Al volver se encontraron con una redada policial que intentaron esquivar.