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El “correato” y la cultura en manabí
El “correato” y la cultura en manabí
Por: Jaime Alcívar Intriago

Miércoles 20 Junio 2018 | 04:00

En el ámbito de la política cultural, muchos gestores ecuatorianos vieron con acierto la creación del Ministerio de Cultura del Ecuador en el año 2007.

Recuerdo que en ese entonces el primer ministro de Cultura fue el escritor Antonio Preciado, quien empezó con las políticas de los Fondos Concursables. 
En esa época inicial, que admito fue de transparencia, algunos logramos ganar un concurso cultural en base a una buena sistematización en los proyectos culturales. 
Con el transcurso de los años las cosas variaron tangiblemente. 
Para empezar, bajo el  “correato” se posesionaron ocho diferentes ministros en esta cartera de Estado; eso significó que las directrices en la cultura cambiaran constantemente en un vaivén de ideas y criterios, burocratizando las actividades artísticas y culturales de los gestores. 
Consecuencia de ello, se aprobó una Ley de Cultura que era muy necesaria, pero que se la hizo muy combinada, a la carrera y con dedicatoria. 
Consideramos que la misma se debe reformar en varios artículos, en especial los que lesionan la autonomía de las Casas de la Cultura y las que hacen concentrar los subsistemas de cultura en un mismo centralismo cultural.
Será el  aún ministro Raúl Pérez Torres  quien deberá responder por esas reformas ante la historia.           
En el caso de Manabí, se apreció un desdén ante la idea del teatro; no lo consideraron plasmar realmente, ni siquiera discurrieron en serio construirlo en la capital de la provincia. 
Con los Fondos Concursables para el fomento cultural y festivales se comprueba la noción del centralismo cultural, ya que el Ministerio de Cultura desembolsó 15’266.608,87 dólares para  esta gestión. 
De aquellos montos, Manabí recibió sólo el 5,64 % de esos fondos, porcentaje que realmente es irrisorio en contraste con el de otras provincias, por ejemplo Azuay (12 %)  y Pichincha (42 %)
En esta década ganada se observa que los beneficiarios de los proyectos son los mismos grupos y personas, entes que monopolizaron las asistencias del Estado. 
Así mismo, se encuentran gestores que nunca recibieron apoyo y, por ende, ningún beneficio por su trabajo artístico o cultural. 
En estos contrastes socioculturales se aprecian los gastos por eventos que se hicieron en Ciudad Alfaro, pero más por las contrataciones directas, las cuales entre el 2014 y el 2015 superaron los 336.000 dólares. 
Otro estamento cultural donde también hubo fuertes inversiones  es el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, cuyas contrataciones entre el 2011 y el 2012 superaron los 252.000 dólares.  
 
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