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El plazo de diez días
El plazo de diez días
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 22 Abril 2018 | 05:00

Enfatizando la decisión del Gobierno, de ir con todo a combatir al grupo de terroristas y narcotraficantes que en estas últimas semanas ha sembrado terror en territorio esmeraldeño, fronterizo con Colombia, el presidente Lenín Moreno lanzó un sorpresivo plazo a Walter Arizala, conocido con el alias de “Guacho” y líder de la pandilla delictiva frente armado Oliver Sinisterra. 

El mandatorio le dio diez días para que se entregue, estimándose que culminado este se desataría una gran cacería para detenerlo.
Y que pague por los crímenes cometidos contra el país y por los asesinatos de ecuatorianos. Pero la advertencia no solamente condiciona a la voluntad del terrorista, sino que, prácticamente, pone tiempo de permanencia a tres funcionarios públicos.
Estos son los ministros del Interior, César Navas; de Defensa, Patricio Zambrano; y la de Relaciones Exteriores, María Fernanda Espinosa.
Al expresar su decisión, Moreno exigió eficiencia a sus colaboradores del frente interno y externo, específicamente a los tres ministros, cuya continuidad en los cargos anotados, estimo, está llegando a su fin.
Y es lógico pensar que los  ministros pudieran marchar, pues esperar la entrega voluntaria de alias “Guacho” es de ilusos.
Y su captura, en el tiempo fijado, algo similar. Por lo tanto, el mandatario al parecer se vería obligado a cumplir lo anunciado y sustituir a quienes serán pronto sus excolaboradores, para lo que -siguiendo en el plano de la especulación- debe ya tener nombres en lista.
Mas, cualquiera que sea el fin a los diez días, no se entiende qué movió a Moreno a tomar esa actitud terminante, de alguna manera ingenua en sus objetivos.
¡Que levante la mano quien haya por lo menos imaginado que un avezado criminal, que siente manejarse adecuadamente y como en casa propia en el hábitat en el que se encuentra, autor de varios asaltos y asesinatos, vaya a rendirse porque una de sus víctimas psicológicas -en este caso el presidente- lo decide! 
Mucho menos si su estrategia está funcionando al empujar al mandatario a perder un poco aquella tranquilidad, calma y nervios fríos que requiere para analizar la situación y adoptar las medidas urgentes adecuadas. 
Y la remoción de parte de un gabinete presidencial, con posibilidad de que altos mandos policiales y militares sigan el mismo camino, sería un grandioso triunfo para ese enemigo a quien se espera destruir.
Algo no está marchando bien. 
Y parte de ello es ceder a presiones, provengan de donde provengan, mucho menos si la emotividad puede empujar a olvidar el sigilo estratégico, que cuando es del Estado la reserva no siempre coincide con las exigencias populares.
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