Esta iniciativa, muy exclusivísima, por cierto, se acentuó de forma más o menos considerable en la provincia. El estudio de la producción textual a nivel cuantitativo-cualitativo en este grupo no se ha realizado; dentro de este conjunto se encuentran, más que todo, ciudadanos renombrados y gestores que lograron escribir sus ideas. 

En la segunda forma se encuentran los libros con aval y auspicio de una institución cultural, pero sin sello editorial; se concentran en este grupo los textos que surgieron de la Casa de la Cultura o de otros colectivos culturales. Ahí se agrupa el 71 % de la producción literaria de Manabí. En el año 2014, bajo una exhaustiva investigación en los catálogos de las mejores bibliotecas del mundo, se observó que 527 libros de escritores manabitas se encontraban físicamente en estas bibliotecas. 

Es de destacar en este grupo al escritor Wilfrido Loor Moreira, quien en un análisis cuantitativo mostró ser el escritor manabita con más libros ingresados a nivel mundial. 

Por otro lado tenemos las publicaciones con crédito editorial. En la provincia de Manabí es de destacar la primigenia editorial Gregorio, grupo que editó y reeditó  buen número de obras literarias de renombre; es de destacar en estas ediciones: la antología “Canción de las voces infinitas”, de Horacio Hidrovo Velásquez (1975); “Capitanes de Viento”, de Juan Vergara Alcívar (1977); la II edición de la obra insigne manabita “La Mula Ciega”, de Oswaldo Castro (1979); “Sed en el Puerto”, de Othón Castillo (1979),  entre otras muy meritorias. 

Ya en el siglo XXI tenemos la editorial Mar Abierto, grupo que desde el año 2000 ha llevado la batuta en este grupo con “aval editorial”. Su presencia en este campo también ha incluido las publicaciones académicas de rigurosidad, tan necesarias para puntuar y categorizar las universidades. 

Por esa misma noción de academicismo, las universidades  tienen que publicar bajo normas editoriales de rigidez.   

Finalmente nos llega la editorial Orbe Valle, grupo que de forma fresca se presenta para retomar los cauces literarios y líricos que dejó la editorial Gregorio, con su gestor, Ángel Loor Giler. 

Esta editorial busca también involucrar textos científicos de toda tipología; pero ya no para puntuar, sino por el sencillo hecho de plasmar las ideas y sueños en libros.