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Regresar a la matriz de la tierra
Regresar a la matriz de la tierra
Por: Libertad Regalado
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Jueves 22 Marzo 2018 | 04:00

Un día partiremos sin equipaje, desnudos de conveniencias como llegamos al mundo.

No sabemos si a la ciudad del llanto; del eterno dolor, al purgatorio o al paraíso, “esa ciudad en que la justicia animó a su sublime arquitecto; construida por la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor”, como lo manifestara Dante en la Divina Comedia. 
O tal vez como creían nuestras culturas ancestrales a la matriz de la tierra, al lugar de donde venimos; por eso la posición de forma fetal en las sepulturas, como si nos ubicasen de nuevo en el vientre de la madre, como semilla intrauterina para nacer otra vez. 
Para ellos el alma en su viaje al inframundo cruzaba un cuerpo de agua que lo trasladaba a la orilla; allí escogería uno de los rumbos o caminos por los cuales debería peregrinar hasta llegar a su destino, el que estaba marcado por la conducta que tuvo en su vida. 
Y es de esta conducta, de la forma de proceder de las personas, de lo único que podemos, a veces dar fe. 
Hoy, con mucho pesar, por su ausencia definitiva, traigo a este espacio a esa alma que cruzó la frontera hacia el inframundo, que volvió al vientre de la madre tierra: María Josefina Viteri Mendoza, un ser humano que con su pasión por la educación y la cultura fue dejando una estela de luz y de esperanza en ese Chone amado. 
La conocí por los años 80, cuando asistía a los seminarios internacionales de literatura, organizados en el marco de la Flor de Septiembre.
Por su intermedio acepté algunas invitaciones a la ciudad de los naranjos en flor a dictar cursos a los docentes de la unidad educativa que la fue construyendo día a día. 
Y así nos fuimos convirtiendo en entrañables amigas; las dos compartíamos nuestro apego a la educación, la cultura, la literatura y la historia.
Gracias a su amor al terruño fue consolidando clubes de lectura, grupos de danza, música, teatro; organizando festivales, seminarios, talleres, mesas redondas; participando en conferencias, simposios, entrevistas; patrocinando artistas.
Diminuta en su tamaño, grande en su intelecto y espíritu, que la llevaron a trabajar por el desarrollo cultural de su cantón.
Siempre con una sonrisa afable, con una palabra de alivio, con esa mano extendida en los momentos más difíciles de sus familiares, amigos, padres de familia, dando siempre lo mejor de ella.
Chone perdió a una de sus mujeres emblemáticas, nosotros una gran amiga. Quedan como legado sus escritos, los himnos a parroquias, colegios y su Aristos, institución que seguirá formando excelentes bachilleres, como una forma de perennizar su paso por la pachamama.   
 
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