Como justificativo dijo: 

El tema de las rutas se consensuó en el taller con el expresidente de la República. 

Allí se determinó cuáles eran las rutas que TAME debe volar. Se refería a Sao Paulo, Buenos Aires y Nueva York. 

En esa sesión solo un abogado del Ministerio de Turismo sugirió que la presentación, debe estar acompañada por un informe completo, el cual sustente lo explicado: costos, previsiones, entre otros. 

La Contraloría luego comprobó que nunca se hizo un análisis técnico ni para las rutas, ni para determinar cuál era el avión ideal para los nuevos retos. 

Todo fue, literalmente al ojo. 

O como llamaban los burócratas del siglo XXI a los deseos de Rafael Correa: compromiso presidencial. 

Los primeros reportes de pérdidas aparecieron en el ejercicio económico del 2007.

Las cuentas del 2014 tampoco se publicaron con el argumento de que los balances no están auditados. 

Pero a fines del 2015, Paola Carvajal, la primera mujer al mando de TAME, reveló que las cifras en rojo sumaban nada menos que 58 millones. 

Que 48 habían sido del 2014 y que en el 2015 la cosa había mejorado; solo se perderían 10 millones. 

En la actualidad, se acaba de anunciar que el Ministerio de Finanzas ayudará a TAME prestándole 50 millones de dólares. 

Prometen devolverlos apenas generen utilidades. Calculan que eso será en 5 años. 

Yo me pregunto, si TAME no da réditos económicos, ¿por qué debe ser potestad del estado asumir sus deudas? 

Más fácil y económico es liquidar esa empresa.

Y más aún con ese monto, cuando hay otras obras u hospitales como el León Becerra que con 7 millones que le debe el estado sale adelante y no se cierra.

O en el caso de Manabí, el aeropuerto Los Perales con 30 mil dólares mensuales se mantiene abierto u operativo. 

El Estado debe preocuparse por mantener la salud, y los aeropuertos habilitados o repotenciarlos, pues gastar dinero de los ecuatorianos en resucitar un muerto como TAME, además de costoso es inapropiado, cuando en la emergencia del 2016 se demostró que los aeropuertos deben estar hábiles. 

Ese dinero sirve para repotenciar el Eloy Alfaro de Manta, arreglar Los Perales de San Vicente; y, de paso, activar el Reales Tamarindos de Portoviejo, actualmente un aeropuerto cerrado. 

Aquí deben los asambleístas de Manabí hacer algo por su tierra.