Lo que antes era su espacio de distracción, se convirtió en “una cantera”, según sus palabras.
Se trata de María Villamar, de 70 años, quien tiene su vivienda en la vía Portoviejo-Manta, antes de llegar al peaje.
Explicó que con las lluvias, la quebrada Río de Oro pasa por su patio. “Mi casa estaba llena de agua. Mi patio con piedras, palos, basura, de todo”, comentó.
Agregó que antes le abrieron una especie de zanja para que pasara el agua. “Pero fue inútil. Vino con tanto lodo que se volvió a tapar”, señaló.
Ahora teme una nueva inundación y espera que las autoridades hagan un nuevo encauzamiento de Río de Oro, pero esta vez de forma definitiva, para volver a tener un patio donde distraerse. “Soy pobre, no me puedo ir a otro lado”, indicó.