La ubicación geográfica de los cauces es distinta, pero ambos se unen bajo el puente de la avenida 24 de Mayo, en Tarqui. Ahí forman una sola desembocadura hacia el mar. 

Zambrano explicó que al principio el canal tiene un ancho de 20 metros, un poco más adelante crece a 25 y termina frente al mar en 60 metros. El problema está en la primera medida; ahí se forma una especie de embudo que impide la rápida circulación del agua lluvia proveniente de cada río. Esto, reiteró, debido a que el caudal total queda muy grande frente a los 20 metros (ver infografía).  

“Es como unir dos tuberías de cuatro pulgadas cada una para sacar agua por otra de cuatro pulgadas. Eso es un contrasentido. Lo lógico es conectarlas a una de ocho para que la evacuación no se represe y fluya rápido”, señaló Zambrano.

Situación empeora. José Espinoza, gerente de la Empresa Pública Aguas de Manta (EPAM), agregó que la situación empeora cuando la marea está alta. En ese caso las aguas lluvias no pueden desembocar en el mar con facilidad, provocando más represamiento tanto en el canal como en los dos ríos. 

“Entonces el agua empieza a buscar salida e ingresa por los cerca de 25 sistemas de drenaje instalados hacia los dos cauces. Es ahí cuando se observa que desfoga por varias alcantarillas de la parte baja de Tarqui”, dijo Víctor Bravo, coordinador técnico de la EPAM.    

El funcionario adelantó que una posible solución es desazolvar los cauces para ganar amplitud. 

Es que actualmente existe una sedimentación en los sitios que ha provocado la disminución de espacio.   

Bravo manifestó que el desazolve sería en unos seis kilómetros de los canales, una tarea que fue solicitada para su financiamiento a la empresa pública Ecuador Estratégico. Aún se espera una respuesta. 

Mientras, el alcalde tampoco descarta ampliar el canal donde se conectan los ríos. Aquello eliminaría el embudo que obstruye la fluidez del agua.