Actualizado hace: 940 días 10 horas 37 minutos
Manta
Alejados por una boleta

Vinicio trata de no llorar al recordar el día en que su hijo lo miró como un desconocido.

Sábado 24 Febrero 2018 | 11:00

 Caminaba por una vereda cuando lo vio de la mano de su exesposa. Sintió ganas de cruzar la calle y abrazarlo, pero el niño apenas  le regaló una mirada llena de confusión y una sonrisa tímida. Como si hubiera visto a un extraño, como si no lo conociera.    

Vinicio cree comprender la situación. No lo ve desde hace ocho meses.   
Hace dos años se separó de su mujer y en los últimos meses las cosas no han ido bien. 
Los primeros meses le permitía ver al niño. Luego conoció a su nueva pareja y la situación cambió totalmente.   
Ya no contestaba las llamadas y cuando fue a buscarla a su casa ya no vivían allí.  
Vinicio intentó contactarla a través de familiares, pero nadie lo ayudaba. 
Fue entonces cuando decidió seguir un proceso judicial para acceder al derecho de regulación de visitas (trámite legal para ver a un hijo en un matrimonio disuelto), y allí se enteró de que tenía una boleta de alejamiento. 
Vinicio dijo que nadie le había notificado aquello. Lo supo en pleno proceso judicial. Y le explicaron que su exesposa había pedido esa medida de protección porque supuestamente él la había agredido y amenazado.  
Algo raro, comentó el hombre. Porque no tenían contacto desde hace 
meses.
Debido a la boleta de alejamiento no podía acercarse a la casa de su exesposa, que en ese entonces aún no conocía, y tampoco podía ver a su hijo. 
“Me desesperé porque pensé que nunca iba a volver a verlo. Busqué asesoría y un abogado me dijo que resolviera el caso en un centro de mediación. Allí ella accedió a que pudiera ver al niño y ahora tendrá que demostrar que yo la he agredido, mi objetivo es que retire la boleta”, expresó. 
 
Boletas.  Las boletas de auxilio con orden de alejamiento se han convertido un arma de doble filo, asegura el abogado Paquito Macías. 
“La mujer va a la unidad judicial y pide una boleta  que se la dan rápidamente”, indicó. 
Él cree que las autoridades deberían investigar bien los casos antes de otorgar esa medida de protección.
Una boleta de auxilio tiene como fin salvaguardar a la víctima, a fin de evitar que se produzcan hechos que afecten su integridad física, psicológica o sexual.  
Se da generalmente en casos de violencia física o psicológica.  
Implica que el supuesto  agresor no se acerque a la víctima. Si lo hace puede ir a prisión de uno a tres 
años, según el Código Penal. 
El abogado Macías dijo que está seguro que muchos de los casos de violencia son reales y que se salvan vidas con las boletas de auxilio, pero, sostiene, hay situaciones  en las que obtienen el documento para que el papá no vea a los hijos, negándoles un derecho moral y psicológico.
Indicó que de esos casos ha recibido algunos en el consultorio jurídico gratuito que la universidad Eloy Alfaro tiene en Manta. 
Los padres cuentan que no pueden acercarse a las casas de sus exesposas porque tiene orden de alejamiento y obviamente tampoco pueden ver a sus hijos.  
Esos padres generalmente se acogen al proceso de regulación de visitas. Plantean una demanda y el área de trabajo social de una Unidad Judicial determina las razones por las que se le niega el derecho a ver al hijo. 
Macías manifestó que hay hombres que creen que la ley no está de su parte, pero él asegura que los derechos son para todos. “Yo diría  que tenemos casi el 40 por ciento de los derechos que tienen las mujeres con sus hijos, pero muchos hombres no denuncian o siguen procesos por vergüenza”, expresó.  
Solo el año pasado el Departamento de Violencia Intrafamiliar (Devif) de la Policía recibió 450 denuncias de violencia física y 1.960 de psicológica. 
Nixon Zambrano, quien está a cargo de este departamento, señaló que casi en la totalidad de los casos  se entregan boletas de auxilio porque es la medida más eficaz para evitar otras agresiones.   
La víctima puede hacer uso en el caso que el supuesto agresor se acerque. Inmediatamente un policía debe detenerlo y va preso.   
La boleta no tiene caducidad y sirve en cualquier región del país. 
Zambrano contó que hay personas que denuncian por ira o con el objetivo de   causar daño. 
Incluso dijo que se han dado casos en que la víctima se acerca al agresor sólo para perjudicarlo, pero lo que no saben es que el tema de las boletas es delicado y se investiga.  
“Ocurre a veces que la  gente se reconcilia y no arregla el tema judicial. Ellos deben acudir a revocar esa medida de protección. Esto es serio, no es momentáneo. Trae consecuencias”, señaló. 
Una boleta de alejamiento, explicó el agente, no le quita el derecho al padre a ver  a su hijo.  
En esos casos el padre puede ver a sus hijos a través de otros familiares o siguiendo el debido proceso con las   autoridades competentes o  un juez de la niñez.  
 
Lo que dice la ley.  La Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional prevé tener listo este mes  el informe para primer debate del proyecto de Ley Orgánica Reformatoria al Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia.  
Uno de los aspectos que incluiría la reforma es la tenencia compartida de hijos para los padres separados. La propuesta es que ese derecho no será perenne y podrá perderse si uno de los padres no se ciñe a reglas descritas en los artículos de la normativa legal.
El Código de la Niñez vigente, en su artículo 125, señala que quien obstaculice el régimen de visitas podrá ser requerido judicialmente, y lograr que se entregue al niño. 
Además deberá indemnizar por los daños por la retención o por no facilitar la visita. El juez podría solicitar su detención y “ordenar, sin resolución previa, el allanamiento del lugar en donde está el hijo”. 
 
Otro caso. Manuel ha encontrado una manera para poder ver a su hija.
Cada semana pide a sus padres que la recojan donde su exesposa porque ella no le permite acercarse.
La niña es llevada a la casa de los abuelos, a donde llega Manuel y pasa unas horas con ella. 
Él cuenta que luego de la separación, su relación con su exesposa no ha sido buena. 
Incluso hubo un tiempo que no le permitió ver a la niña. Debido a eso optó por acercarse a través de otras personas. 
Ellos llevan cinco años separados y en todo ese tiempo Manuel aprovecha cada segundo que le otorgan para compartir con su hija.  
Lena Villacís, abogada y miembro de la Junta Cantonal de Protección de derechos de la Niñez y Adolescencia, indicó que legalmente ambos padres tienen derecho de ver a sus hijos. 
Eso debe quedar establecido en  las demandas de divorcio. 
Incluso hay parejas que acuerdan las visitas abiertas, a cualquier hora y día.
Villacís explicó que en la Junta buscan proteger los derechos de los menores y uno de ellos es el de la afectividad. “Creemos que es importante que los niños accedan a eso con su padre y madre”, señaló. 
Ella indicó que la Junta no regula visitas, pero sí se puede llegar a un acuerdo entre las partes para determinar horarios.   
Durante este proceso se realizan indagaciones y luego se acuerda una audiciencia. Los padres deben exponer sus puntos de vista y en la mayoría de los   casos terminan en compromisos amables.   
Estos quedan registrados  y no tienen necesidad de ir a la Unidad Judicial. 
La abogada afirmó que las leyes dan el mismo derecho para que ambos, padres y madres, vean a sus hijos. 
Aunque en la mayoría de los casos los hijos se quedan con las madres porque generalmente son los hombres los que se van. 
Ella dijo que la Junta ha recibido casos en los que los padres no quieren ir a las audiencias porque tienen la boleta de auxilio. “Allí es cuando hablamos con la madre y se le pide facilidades para llegar a una acuerdo por el bienestar del menor”, señaló. 
 
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