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Portoviejo
Con un disparo le ‘pagaron’ la gasolina para su motocicleta

Geovanny lleva consigo una cicatriz que lo acompañará hasta el final de sus días. Tampoco olvidará qué se la causó.

Sábado 24 Febrero 2018 | 04:00

 El hombre hizo de la seguridad privada su forma de vida y el modo de llevar un ingreso económico para el sustento de su hogar.

Lleva más de veinte años en la actividad y su instinto le ha permitido salir bien librado de varios atentados del hampa en su contra. “He tenido suerte y capacidad para reconocer cuando una persona se acerca a otra”, precisó.
Fue en 1993 cuando se topó de frente con la muerte. Trabajaba como guardia de una gasolinera en la vía Portoviejo-Manta y lo balearon.
 
“Clientes”. Era una noche común y corriente, recordó Geovanny, en el momento en que arribaron dos sujetos a bordo de una motocicleta. 
El guardia era a la vez quien proveía de combustible a los clientes. 
Esa noche uno de los motociclistas pidió el servicio. Él se dirigió para ubicar la manguera en el motor del vehículo liviano.
A los pocos minutos, añadió, el surtidor se paralizó en el indicativo claro de que una parte del servicio había culminado. 
El guardia, entonces, se aproximó a la motocicleta y el copiloto saltó sobre él. 
Geovanny aún tenía la manguera en una de sus manos. Con la otra protegía su arma.
“No sabía si iban por la cartuchera o el dinero, pero no podía ceder ante sus intenciones”, recalcó.
 
Peligro. El guardia soltó la manguera para protegerse, pues con el arma en manos de los extraños su vida estaba en riesgo. Ya para ese momento el conductor de la moto se estacionó bien y se sumó para arremeter contra el guardia.
Dos contra uno. Sucedió lo lógico: la fuerza bruta se impuso y un disparo sonó. El arma se activó y los proyectiles hicieron blanco en el abdomen de Geovanny.
“Sentí dolor y la sangre salía de mi cuerpo”, dijo.
El guardia perdió el conocimiento y cuando abrió los ojos estaba rodeado de personas que vestían de blanco.
“Por un momento pensé que eran ángeles y poco a poco recuperé los sentidos y me di cuenta que eran médicos y enfermeras”, declaró.
 
Lastimado. El disparo hecho con la cartuchera dañó parte de los intestinos. Geovanny fue operado y pasó cuatro meses bajo tratamiento médico.
De allí en adelante, recalcó, a pesar de la necesidad, trataba de no cumplir dos funciones en una. Si llenaba gasolina no hacía de guardia, aunque a veces no había opciones y tenía que aceptar los empleos sin condición alguna. 
Hoy en día Geovanny sigue siendo guardia de seguridad. La cicatriz le recuerda que hay gente mala rondando y que debe estar con los ojos bien abiertos.
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