No portar a la vista un taladro o un paraguas grande porque puede confundirse con un arma o tener a mano la factura del celular o la cámara fotográfica si uno la lleva en su mochila, son algunos de los consejos de este particular vídeo.

En 2010, un policía del Batallón de Operaciones Especiales (Bope), la tropa de élite de la Policía Militar de Río de Janeiro, mató por error a un morador del Morro del Andaraí, en la zona norte de la ciudad, tras confundir un taladro con un arma de fuego.

Los jóvenes que hicieron el vídeo afirman que por ser negros son más vulnerables a la actuación de la Policía, por lo que también recomiendan salir siempre con un documento de identidad e informar a familiares o conocidos de sus actividades y su paradero.

Recomiendan llevar el celular cargado porque permite no solo la comunicación en caso de emergencia, sino registrar cualquier tipo de abuso.

“Si te detienen y estás en un ambiente público, por favor, graba con tu móvil”. “Es el mejor registro que uno puede hacer”, dice Edu Carvalho, uno de los jóvenes reporteros.

El vídeo se ha vuelto tan viral que solo en Facebook lo han visualizado más de 1,9 millones de veces y ha sido compartido por más de 56 mil  personas.

Las imágenes de violencia que marcaron el carnaval de Río de Janeiro y conmocionaron Brasil llevaron al presidente, Michel Temer, a decretar la inédita intervención del área de seguridad de Río de Janeiro, que debe contar con el visto bueno del Congreso y la Cámara de Diputados.

Temer.  El mandatario sumó ayer los avales de órganos consultivos del poder al decreto que deja en manos del Ejército la seguridad en Río de Janeiro, donde la violencia no cedió en las últimas horas pese a la presencia militar.

De acuerdo con la aplicación Fuego Cruzado, que contabiliza los tiroteos en Río, entre el viernes -cuando se anunció la intervención- y la medianoche del domingo se registraron 88 enfrentamientos -20 por encima de la media-, con 14 muertos, 21 heridos y 19 operativos policiales.

Temer justificó este fin de semana su decisión, inédita en Brasil, ante el aumento de la violencia en el estado de Río y el avance del crimen organizado que el presidente calificó como una “metástasis” que se extiende por el país suramericano.