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Gastronomía
Aún se prepara el milichaki

El maíz es la base para muchas recetas de los diversos platos que preparan los saraguros.

Viernes 19 Enero 2018 | 11:00

En las comunidades indígenas aún conservan la tradición de sembrarlo en las chacras, junto con porotos, habas, arvejas, mashuas, informó El Universo.

Entre la variedad de envueltos de origen prehispánico que se preparan en el país hay uno que se hace únicamente en Saraguro: el milichaki.
Este alimento es parecido al tamal, pero es más grande y se envuelve en hoja de huicundo, mientras que el tamal es envuelto en hoja de achira. Quienes lo han degustado aseguran que el sabor es parecido.
El plato. El milichaki es uno de los platos autóctonos de Saraguro que no se los consigue en ninguna otra parte del país.
Durante la celebración ritual de La Supalata, en los hogares de La Laguna, a 40 minutos de Saraguro, entregan milichaki como parte del menú. Es uno de los platillos típicos durante estas fechas y se repite a diario no solo en la celebración del ritual, sino también durante el resto de la semana.
Las madres enseñan a sus hijas y nietas a prepararlo, hasta ahora hay pocos libros que recogen las claves para hacerlo; uno de ellos es “Nuestras recetas, un aporte para la soberanía alimentaria”, de Ximena León y José Estrella. 
Pero se debe saber que cada familia tiene un “secreto” en su preparación.
Preparación. Se puede hacer un refrito con el queso, la cebolla en papas (blanca), todos cortados en pequeños cuadrados.
Otra opción es la pepa de sambo tostada, pelada, molida en una piedra y mezclada con el queso.
Para pelar el maíz, este se coloca con agua en una olla durante unos cinco minutos; luego se lava con abundante agua y se deja en remojo, al menos un día.
Para la preparación se muele el maíz luego de haber sido remojado toda la noche (la consistencia del molido no debe ser muy fina).
En una batea se coloca el maíz molido, un litro de agua tibia, la sal, la manteca previamente deshecha (la manteca se deshace calentando a baño de maría o en un sartén sin dejar que hierva).
Se mezcla todo con cuchara de palo, con movimientos suaves hasta conseguir una mezcla uniforme (de esto depende la suavidad del milichaki). 
Se alistan las hojas de la achira o huicundo, presionando en el tallo para disminuir su grosor y dejarlas flexibles. Con la mano, se coge un puñado de masa y se le forma como un huevo alargado; con el filo de la mano se hace una rendija donde se pone el quesillo, se coloca en la hoja y se envuelve. Para envolver se toma la mitad de la cara de la hoja sobre la masa; luego, el extremo inferior se dobla hacia arriba, la otra cara de la hoja se dobla sobre las anteriores para finalmente doblar hacia abajo el extremo superior. 
En una olla grande se pone a hervir agua, y luego se pone a cocinar los tamales.
Se sirve el milichaki acompañado de ají.
El coordinador del área intercultural del municipio, Samuel Gualán, asegura que el milichaki es orgullo de la cocina saragura, e invitó a todos los turistas a que se acerquen al cantón en Semana Santa para que degusten este tradicional platillo. 
En La Laguna, la agricultura es la principal fuente de trabajo para los miembros de esta comunidad. 
Allá la comida “sobra”, aseguran quienes han ido a este sector; además, entregar alimento es garantía de una buena nutrición, pero, sobre todo, para que no se pierda la cosecha dentro de la lógica de la reciprocidad andina. 
La gastronomía del lugar está fuertemente vinculada a una cosmovisión que mantiene grandes valores nutricionales y simbólicos. 
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