Ramón Ch. vive en el barrio Lazareto, y frente a su hogar  está el parque adonde casi nadie va porque allí fuman droga, denunció. 

Incluso los columpios están inutilizables. 

Cuando los vecinos  observan a los consumidores llaman a la Policía, luego hacen requisas y les piden abandonar el lugar, pero cuando los agentes se van, los consumidores vuelven a llegar, denunció otro morador.

El consumo de drogas a baja escala es un problema de salud pública y lo único que pueden hacer los policías es pedirle que se retiren del lugar, ya que están protegidos por la Constitución y no se los puede criminalizar, se informó.

Sin embargo, la Policía ha registrado casos de expendio de droga cerca a estos lugares y muchos de los detenidos han sido procesados por el delito de microtráfico.  

Herlinda C. vive en Urbirríos, frente a la cancha. Ella cuenta que apenas los jóvenes terminan de jugar consumen droga. A veces frente a todas las personas, o si no en la concha acústica del parque, que no está terminada, denunció.   

Carlos B. dijo que antes los consumidores eran discretos, pero ahora consumen la droga en espacios públicos. 

El policía Carlos Quimís, que trabaja en Urbirríos, manifestó que reciben hasta cinco llamadas diarias denunciando el consumo de droga en este sector. 

Una investigación de la Policía dice que el 16 por ciento de los consumidores en Manta son menores de 18 años, según la Secretaría Técnica de Drogas.