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Vergüenza ajena que indigna
Vergüenza ajena que indigna
Por: Eduardo Aráuz Fernández

Miércoles 27 Diciembre 2017 | 04:00

Fue mi intención ya no escribir sobre todo aquello que tenga relación a la podredumbre en el manejo económico que representó para mala suerte del país la década gobernada por el ahora tonto e ingenuo exmandatario. Pero, saca de quicio y realmente indigna la descarada falacia del constructor del mayor proyecto de corrupción que asoló las garantías constitucionales que permitió el festín del dinero de todos los ecuatorianos

. Regresó al país, yo creo para tantear si todavía podía impresionarnos y engañarnos; claro, los bolsillos agradecidos con su rabo de paja, y los fanáticos entontecidos por él, todavía le siguen respaldando; afortunadamente ya son cada vez menos. 

Imagínense, amigos lectores, la reverenda desfachatez del ahora bien llamada “Inocencio”, al decir que nunca se enteró de la construcción del trasvase Pascuales-Cuenca. ¡Esto es para Ripley! Por algo desde niño admiré a los Tupamaros de Uruguay. Tuvo la grosera audacia de afirmar, que ellos son la reserva moral de la patria, y que su amigo, el sentenciado J.G., es la inmaculada concepción y el pobrecito es inocente.
“Inocencio” percibió que ya no cuentea a todos, que es un frustrado político, huérfano de apoyo popular; tanto es así que no vendrá a activar durante la campaña de la consulta, en donde el Sí triunfará abrumadoramente. Su nefasta revolución ciudadana no pasó de ser una farsa social, en donde los charlatanes de feria demostraron su enloquecido amor al poder y al dinero ajeno.
Las obras en su gobierno, muchas están inconclusas y las terminadas tienen serios problemas legales; sus costos finales superan el 400 por ciento. Lo de Odebrecht, como dijo el iluminado, son apenas propinas; claro, pero frente a los sobreprecios. La preventa de petróleo a las potencias orientales es el más grande negociado jamás acontecido en toda la historia republicana del Ecuador. Estos delincuentes odiadores del país comprometieron deuda con petróleo a bajo costo, y pagando intereses altos, máxima burrada de los revolucionarios de las mentes lúcidas.
El presidente Moreno tiene información documentada de todos estos atracos, o sea, lo sabe todo; pero aún así no está nada claro. El 80 por ciento de los ecuatorianos estamos súper atentos a lo que hará inmediatamente después de que se proclame el triunfo del Sí en la consulta popular.
El presidente Lenín Moreno pasará a la historia gloriosa, heroica y positiva del Ecuador, si ordena, sin temores y sin miedos, la más profunda y vertical investigación nacional e internacional para esclarecer el monstruoso perjuicio económico al estado ecuatoriano.
Señor presidente Moreno, recuerde: “El tiempo se convirtió en el mejor aliado de la verdad”. Ya no es posible ocultar nada. El país confía en usted.
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