Lenin Alvear, coordinador del Museo de Las Culturas de Cotacachi, indica que hace un año surgió la propuesta del Museo Vivo, como una de las estrategias para trabajar con los actores sociales de las comunidades del cantón. 

 

Música y movimiento. Los niños y los adolescentes que son parte de este grupo llevan varios años trabajando en el aprendizaje de instrumentos musicales prehispánicos, así como en los rituales y las danzas. Tocan dulzainas, pijuangos, ocarinas, arpas, violines y visten como sus ancestros. Pero no solo se trata de esto sino de entender el significado espiritual de cada acto, explica Lenin. 

La danza de los yumbos y los abagos se muestra al público mediante representaciones denominadas museo vivo. También se ha implementado la Ruta de la Música de Cotacachi. 

“Esto es con el objetivo de que los jóvenes y los niños que aprenden la música y la danza de su pensamiento antiguo puedan ir demostrando a la sociedad que es necesario y se pueden salvaguardar estos elementos, además como un acto de toma de espacios públicos”, sostiene el funcionario. 

Agrega asimismo que estos rituales representan las dos fuentes identitarias del pensamiento indígena de Cotacachi, por lo que son de gran importancia. 

 

SImbolismo. Lenin Alvear indica que la danza de los abagos es un símbolo de resistencia que se generó en el tiempo de la colonia. El personaje  tiene una careta blanca con una cruz y pelo hecho de crines de caballo, viste un chaleco de mestizo y tiene un bastón de poder. 

En el ritual, son cuatro los que participan y tienen alrededor de siete u ocho movimientos coreográficos mientras generan símbolos relacionados con la agricultura, una de sus formas de vida y constante relación con la tierra. En cuanto al baile de los yumbos, Alvear explica en este caso que se trata de un ritual femenino que se genera a principios de septiembre, en el llamado Hatun Mama. 

La ceremonia de la entrada de los yumbos se da con los chaki capitanes, quienes vestían suntuosamente y eran representantes y guías espirituales de los yumbos, tenían dos bastones de poder de chonta consagrada y eran quienes custodiaban el círculo. Ahora se tiene la colaboración de las mamas, hierbateras, parteras y conocedoras de la espiritualidad.