El rugir de una moto hace que Gregoria Véliz crea que su hijo llega a casa, pero su mente le recuerda al instante que eso nunca pasará. 

Aquello le arranca lágrimas y la ausencia acentúa su dolor. Hace dos meses sepultó a su hijo Wellington Véliz, de 24 años, quien murió luego de sufrir un accidente de tránsito cuando viajaba en una motocicleta en la vía Circunvalación. 

A ella le cuesta vivir con esos recuerdos, porque siempre termina llorándolo como el primer día y, aunque intenta seguir con su vida, es difícil. 

Anoche, por Navidad, en su casa no hubo fiesta ni cena; en cambio, hubo una oración por el alma de su hijo. Es que le hace falta abrazarlo, mirarlo, besarlo, reírse juntos de la vida y demostrarse el amor que se tenían. 

Durante estos días  ve su retrato que tiene en la sala para encontrar un poco de paz, aunque esta nunca será a plenitud, porque por la muerte de su hijo no hay nadie detenido, dice. No hay indicios, no hay testigos, y Gregoria está segura de que el caso será archivado, porque supuestamente nadie vio cómo ocurrió. Solo se sabe que el carro implicado fue un taxi. Wellington no murió el día del accidente, sábado 26 de agosto, sino 58 días después, en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital Rafael Rodríguez Zambrano, donde cada día Gregoria se encargó de cuidarlo. Fue el 21 de octubre, después de que ella saliera del hospital para ir a su casa, ubicada en Tierra Santa, a cambiarse de ropa, cuando a su hijo le dio un paro respiratorio, a pesar de que se estaba recuperando, recuerda Gregoria. 

 

>Causas. Pero la historia de Wellintong Véliz es solo una de las 36 vidas que se perdieron en el 2017 por accidentes de tránsito en Manta, Montecristi y Jaramijó. David Salazar, jefe de la Unidad de Accidentabilidad de Manta, manifiesta que las causas de los accidentes siguen siendo las mismas: exceso de velocidad, falta de precaución y no tener una cultura de tránsito para evitar muertes en las vías.