Los evangelios no dicen si en el establo donde nació Jesús había más personas. Es probable que sí. Seguramente había personas que tampoco encontraron o pudieron costear el alojamiento. Jesús nace en medio de esa “otra” familia que son los pobres. Y los pobres tienen una característica hermosa: tienen la facilidad de ser hermanos especialmente en los momentos de sufrimiento.

El nacimiento de un hijo es, o debe ser, motivo de alegría, es una nueva vida que se nos confía, es una vida que inicia. Por eso el profeta se alegra al decir que “un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado” (Is. 9,6).

Ha nacido ya el Niño en el portal de Belén. Ojalá que nazca en nuestros corazones para ayudar a los pobres que viven junto a nosotros. En ellos, Cristo nace cada día.

Feliz Navidad.