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Tema del Día
La Navidad es más triste tras las rejas

En los días previos a la Navidad, un elemento de uso diario puede ser un elemento mortal en la cárcel de mujeres.

Domingo 24 Diciembre 2017 | 11:00

Los días cercanos a la Nochebuena muchas de las mujeres que están en el centro de rehabilitación  social femenino Tomás Larrea, de Portoviejo, entran en depresión y, sobre todo, ansiedad, dice la directora del centro, Norma Argandoña.

Algunas, sobre todo las que llevan más años allí, recuerdan que en ocasiones han observado casos de reclusas que se deprimen tanto que incluso intentan suicidarse, pero como no tienen materiales recurren a químicos de uso habitual.
Si esto pasa, deben actuar rápido. Las llevan al cercano hospital Verdi Cevallos y logran salvarlas luego de un lavado gástrico.
“Es que estar encerrado causa depresión”, reitera la directora del centro carcelario.
Ella menciona que en las fechas cercanas a la Navidad o fin de año, la pena invade el espíritu de muchas de las internas, sobre todo en las que saben que no recibirán una visita en Nochebuena o en la víspera, entonces su ánimo decae.
AÑORA A SUS NIETOS. Alicia es un caso de esos. La mujer tiene 11 meses en una de las celdas y llora solo de pensar en la Navidad. Esta será su primera Nochebuena entre rejas. 
La mujer no puede contener las lágrimas porque dice  que la fiesta navideña era la que más disfrutaba cada año en su comunidad, El Encuentro de Paján.
Allí se desempeña como líder comunitaria, entonces en cada diciembre organizaba una gran fiesta con la que agasajaban a los niños de la zona. Ella bailaba, reía, entregaba dulces y disfrutaba con la alegría de los pequeños.
Luego, agrega, pasaban en familia para cenar. El recuerdo de la risa de los 14 nietos que tiene ahora es como una aguja en el corazón.
No se imagina una Nochebuena sin ellos que, al grito de “mamita Iza”, la buscaban para que les diera su regalo o una funda de caramelos. 
Este 24 de diciembre nada de eso va a pasar. Es más, ya sabe que a las 21h00 se cerrarán las puertas de los pasillos de la cárcel y ella se tendrá que refugiar con sus cinco compañeras de celda a quienes les dará un abrazo deseándoles feliz Navidad. 
Sabe que ni su esposo ni sus seis hijos realizarán un viaje de locura para llegar desde El Encuentro hasta la prisión en Portoviejo a saludarla en esta fecha universal. Solo de pensar en su primera Navidad entre rejas y sola le vuelve los huesos de espuma y las lágrimas afloran en silencio.
Decide terminar la entrevista. No puede seguir.
LEJANÍA. Glendi, en cambio, ya sabe lo que es pasar la Navidad en soledad. Ha pasado las últimas cinco en esta cárcel que acoge a unas 70 internas. 
Sentenciada a 25 años de prisión, pasa sus días entre el taller de costura y su celda, olvidando su pena en cada puntada que le da a las obras de arte que realiza en telas. 
También llora cuando habla de la Navidad. Dice que es muy triste ver que otras internas tienen visitas pero ella no.
Recuerda que en su lejana comunidad La Toquilla Chica, de la zona La Manga del Cura, en el cantón El Carmen, la celebración del 25 de diciembre es tradicional. Hay villancicos, pesebres vivientes y las familias pasan unidas.
Cuando recuerda, la voz se le apaga y los ojos se le hacen más chiquitos. 
Cuenta que sufre constantes depresiones porque pasa sola y eso se acentúa más en fechas festivas cuando, en cambio, la mayoría de sus compañeras sí celebra con sus familiares.
Reconoce que visitarla a ella es muy difícil, pues su esposo también está preso en una cárcel y sus hijos se dedican al campo y ahora están al cuidado de la finca de la familia.
Si uno de sus hijos la quiere visitar, debe  viajar dos horas a caballo desde La Toquilla hasta Santa María y allí tomar uno o dos vehículos en un recorrido de seis horas, hasta llegar a Portoviejo. “Ellos no son de ciudad”, menciona, y a eso atribuye a que nunca lleguen hasta el Tomás Larrea. 
Gema, una de las más jóvenes, ahora está con prelibertad.
Señala que para evitar caer en la depresión intentan pasar entre compañeras o interesarse en participar en alguna actividad como tejer, coser o cualquier tipo de manualidades, incluso en actividades culturales. Ella hace las funciones de “periodista” en el centro.
ACTITUD. Menciona que también hay internas que a pesar de las circunstancias de estar entre rejas sacan ánimos y tratan de disfrutar del momento. Entonces, explica, en los días 24 de diciembre o 31 de diciembre, cuando en los barrios cercanos escuchan los torpedos, ellas desde sus rejas gritan feliz Navidad o feliz Año Nuevo. 
La mayoría responde y el centro se convierte en un eco.
“También depende mucho de la actitud de cada persona”, señala.
HASTA LOS GUARDIAS. Los guardias de la cárcel o agentes de seguridad penitenciaria también tienen una suerte similar a las internas del Tomás Larrea.
En esta ocasión habrá dos turnos de trabajo, uno de Navidad y otro de fin de año.
Los siete que estarán en el turno navideño deben pasar allí los días 23, 24 y 25 de diciembre. 
Como en el centro no se permite el uso de celulares por cuestiones de seguridad, no podrán estar en contacto con sus hijos o esposas para desearles  feliz Navidad, aunque reconocen que ya están acostumbrados a  eso y, más bien, señalan que estarán atentos a que todo transcurra con normalidad en esos días tan especiales.
ES UNA TERAPIA. La directora de la cárcel señala que para disminuir los eventos de depresión, desde los primeros días de diciembre empiezan a organizar programas tomando como base la Navidad y a generar actividades que las mantengan entretenidas. Así, el 14 de este mes iniciaron la novena.
Además el jueves 21 de diciembre tuvieron un agasajo navideño en el que participaron todas las internas, algunas incluso concursaron para elegir a las princesas de la Navidad. 
Ese día tuvieron la compañía de alumnos de la Unidad Educativa Cristo Rey que con el coro  estudiantil inundaron el ambiente de villancicos; además, el ranchero Marvin deleitó con su voz y una de las internas interpretó a ‘La Mofle’, personaje de la televisión, que hizo las delicias de sus compañeras con sus ocurrencias. 
Allí estuvieron Alicia y Glendi, aplaudiendo y celebrando, mientras que Gema fue la conductora del programa.
Todo fue algarabía y luego las autoridades del Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos las invitaron a una comida cuyo menú incluía pavo.
Así, las internas intentan distraer por horas su infortunio. Al poco tiempo vuelven a sus celdas, pues en las noches nadie puede andar por los pasillos.
Esta Nochebuena evocarán los recuerdos de sus seres queridos. Unas llorarán y reflexionarán sobre las circunstancias que las llevaron hasta este lugar donde la Navidad entra por las rendijas.
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