Son varios los factores negativos que están incidiendo en esa situación de abandono y descuido por la que viene pasando la “Puerta de la Nacionalidad Ecuatoriana”.

En nuestro artículo del miércoles 29 de noviembre enfocamos entre otras cosas lo relacionado al alumbrado público, el que deja mucho que desear por los varios cientos de luminarias que permanecen apagadas no solamente en los barrios apartados, sino también en las principales calles del centro y de acceso a la ciudad, como lo son la Av. Presidente Velasco Ibarra, el malecón Alberto F. Santos, la Av. Circunvalación, la Av. Simón Bolívar, las calles Montúfar, Morales y muchas otras, dando un aspecto de negligencia y quemeimportismo no solamente en lo que tiene que ver con la Empresa Eléctrica, sino principalmente con los ediles y funcionarios municipales llamados a supervisar y a obligar a que la ciudad esté debidamente iluminada en sus calles, parques y plazas.

Todo es cuestión que estas entidades públicas estén dirigidas por personas que se den el trabajo periódico de recorrer en la noche, conociendo no solamente las calles, sino principalmente esta realidad que deja mucho que desear, ya que la función no se la desarrolla solamente dentro de una oficina, en una sesión semanal o cumpliendo una labor hasta las 5 de la tarde y alejarse de Bahía de Caráquez hasta el día siguiente, sin saber lo que sucede por acá en las largas noches.

La oscuridad del puente Los Caras también mereció nuestra atención y por ello hemos insinuado que se cobre el pontazgo y se financie así la administración y el mantenimiento apropiado que debe dársele.

Todo ha venido a complicarse ahora con el tal programa de soterramiento, en que las calles están siendo abiertas por todos lados casi simultáneamente, sin la debida y oportuna reposición del pavimento de manera progresiva y bajo un plan  de acción que avance controladamente, para que no suceda lo de ahora en que casi no se puede circular por esa gran cantidad de calles con zanjones que impiden su normal tráfico a transeúntes y vehículos, no se diga del problema creado a los discapacitados que ya no tienen ni aceras ni calles de libre circulación.

Diciembre es un mes especial y por lo menos ahora debió pensarse en mejorar la configuración de la ciudad para la tranquilidad y seguridad de sus residentes

Terminamos ahora como lo hicimos el 29 de noviembre, pidiendo que la posta la cojan las autoridades y los organismos llamados a cumplir con sus obligaciones por el bienestar colectivo, que es el bienestar de todos. Atiéndase a Bahía de Caráquez. Porque el pueblo así lo exige y la ciudad así lo requiere. ¿Qué pasara con las lluvias del próximo invierno?