Heredó este arte de sus abuelos y padre, quienes por años se dedicaron a la fabricación de monturas en el recinto Santa Martha, de Vinces.
Relató que ninguno de sus cuatro hijos se ha interesado por aprender el oficio, por lo que sería el último de esta dinastía de montureros en el cantón.
Historia. “Mi papá se dedicó siempre a este trabajo. Él lo hacía con hacha. Yo me interesé, por lo que él hacía hasta que lo aprendí, pero fue a los 25 años que fabriqué la primera montura. Desde entonces me gustó el oficio y llevo cuarenta años haciéndolo”, relató.
El monturero contó que recibe pedidos de ganaderos de Vernaza, Salitre (Guayas), Mocache, Palenque, Baba, especialmente en octubre, cuando en estos cantones montuvios se conmemoran los tradicionales rodeos.
El costo de una montura alcanza los 50 dólares, sin embargo, hay clientes que piden diseños especiales o inscripciones talladas en la madera, lo que cuesta un poco más.
El artesano comentó que tarda dos días en la fabricación de una montura, las mismas que son forjadas en madera de mango o Fernán Sánchez.
“El tronco tiene que estar impecable, sin rajaduras. Todo el trabajo puede destruirse si no me percato que la madera no está en buenas condiciones. Para hacer este trabajo hay que tener precisión y paciencia”, comentó el artesano.
Dijo que la forma de la montura está registrada en su cabeza y poco a poco sus manos son las encargadas de darle forma. “Todo es talento, hay quienes me dicen que este trabajo es difícil, pero para mí es como respirar”, manifestó jocosamente.
Para hacer las monturas utilizan herramientas como la motosierra, formones, gubias, azuelas y escofinas. Las monturas son de ganadería, paseo, carga y para rodeos montuvios. Las fabrica para adultos y niños.