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Delfin SC
Ahora más que nunca, Virgencita

El utilero del Delfín Jefferson Chavesta cree que la Virgen ha ayudado al club con la gran campaña de este año.

Martes 12 Diciembre 2017 | 08:00

¿Quién no recuerda el 3-3 de Delfín y Emelec en Portoviejo, el 2-1 de Delfín sobre Independiente en el Jocay o el 2-1 sobre Barcelona en el Monumental? Son de esos partidos que siempre da gusto recordar. 
En el Reales Tamarindos seguramente todos perdieron la fe cuando a los 89 minutos Emelec pasaba a ganar 3-2 el partido; todos, menos los jugadores, porque nunca se vieron derrotados y con el último suspiro, a los 90+2, empataron 3-3 con tanto de John Chancellor.
Después Independiente se llevaba un empate 1-1 del Jocay, mal resultado para los locales. Delfín martillaba y martillaba, pero la pelota no entraba. Parecía que ya no se podía, pero a los 90 minutos el juez pitó tiro penal, y a los 90+2 Carlos Garcés puso a delirar a la afición.
En el Monumental los mantenses perdían 1-0 desde los 19 minutos, pero luego Garcés puso el empate, y, falta de diez minutos del final, Roberto “la Tuka” Ordóñez puso el tanto del triunfo en uno de los partidos más emotivos del año.
“La verdad, muchachos, tienen un corazón enorme, un corazón enorme todos; no nos gana nadie, muchachos. Los felicito, me encanta cómo juegan, para mí juegan bárbaro”, les dijo el técnico Guillermo Sanguinetti a sus dirigidos después del triunfo sobre los “canarios”, el pasado 25 de junio en Guayaquil.
Garra, coraje y nunca darse por vencido eran las virtudes que se destacaban en este equipo; pero dentro del camerino del Delfín había alguien que hacía su trabajo aparte: Jefferson Chavesta, uno de los utileros. 
De él nacen parte de las alegrías dentro del camerino, pues siempre anda con una sonrisa y cantando, no por gusto le dicen “Maelo”. Y de él también nace la fe: en los estadios siempre carga en brazos una imagen de yeso de la Virgen de Guadalupe.
“Cuando los partidos están llenos de suspenso, yo entro al camerino a rezarle a la Virgen y terminamos empatando o remontando. En el Monumental, por ejemplo, iban como 70 o 75 minutos (1-1). Yo entré al camerino a llorar y a rezarle a la Virgen, y cuando estaba volviendo a la cancha escuché ‘gol de Delfín’, y regresé a agradecerle a la Virgen”, relató “Maelo”.
Los diez minutos restantes Chavesta estuvo junto a la imagen, y cuando el partido terminó saltó a la cancha con ella porque había sido la promesa: rezarle en el campo si ganaban. No lo hizo solo, lo acompañaron “la Tuka” Ordóñez, Jacob Murillo y Andrés Chicaiza. Después lo hizo junto con todo el grupo arrodillado formando un círculo, como lo hacen después de cada partido. “Maelo” va en el centro del círculo con la Virgen en sus manos.
“Con Murilo, ‘la Tuka’, Chicaiza, Mera (Francisco) y Oña (Bryan) tenemos un pacto: que cuando yo esté en el centro me ponga en dirección a ellos”, contó Chavesta, de 18 años de edad.
La fe. “Maelo” tiene cuatro años siendo utilero del Delfín. Fue en 2014 cuando el volante Víctor Macías, quien era su vecino, lo llevó a ver la práctica. Chavesta, quien no es de quedarse quieto, se metió a ayudar a los utileros, y desde entonces está en el cargo. Luego, cuando ya pudo entrar a los camerinos y a las canchas, “Maelo” empezó a llevar la Virgen.
La fe en ella nació hace cinco años. La madre de Chavesta estuvo dos semanas en coma en un hospital. Los médicos le dijeron que su madre ya no iba a despertar, pero él y su padre se negaron a renunciar. Fue cuando acordaron, junto con los vecinos del barrio Las Vegas, hacer una misa a Guadalupe. Una semana después su madre empezó a despertar, y hoy “Maelo” sigue recibiendo su bendición cada vez que sale de casa.
“Que tu padre te diga ‘hijo, prepárate para lo peor’, y después de rezarle y llorarle día y noche a la Virgen de un momento a otro mi madre empiece a despertar, es algo que yo creo que fue un milagro de la Virgen; por eso mi fe”, señaló el utilero.
La promesa, piensan algunos a la interna del plantel, ha traído bendiciones. Les ha tocado orar más después de las victorias, porque este año han sido mayoría, pero también después de empates y derrotas. En estas dos finales lo seguirán haciendo sea cual sea el resultado, cuenta “Maelo”, porque las promesas sagradas no se rompen.
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