Hólger García Loor, director regional del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, manifestó que se puede perder esa declaración patrimonial -ayer se cumplieron cinco años de haberse declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco-, si no se toman acciones para salvaguardar el tejido fino del sombrero.
Señaló que los sembríos de paja toquilla existentes en El Aromo de Manta están en peligro por la plaga del caracol, informó Julio Villacreses, coordinador de la actividad.
Además García exhortó al GAD de Portoviejo que asuma su competencia cultural para preservar el tejido de los artesanos de Picoazá, quienes viven una situación crítica en el barrio El Milagro, y recogió la aspiración de la tejedora Margarita García, quien con su Asociación de Tejedoras anhelan la construcción de un centro comercial artesanal, con puntos de venta para sus sombreros, ebanistería y gastronomía, con demostraciones de la flora y de sembríos de paja toquilla, que sería un atractivo turístico-cultural para Picoazá, dijo.
Origen manabita. Liliana Cabrera de García recordó que el proceso para lograr la declaración a favor del sombrero por parte de la Unesco fue duro, y aseveró que los tejedores de Pile, en Montecristi, necesitan ayuda para sostener ese centro artesanal.
José Francisco García Vélez, de San Isidro, ratificó su tesis de que el sombrero de paja toquilla es manabita, señalando como evidencia las muestras arqueológicas de la cultura Jama Coaque, donde se ven los objetos con figuras luciendo sombreros y tocados a base de paja toquilla en diferentes modelos.
Por su parte, el ingeniero agrónomo Juan Manuel Moreira Castro, investigador botánico de la Universidad Técnica de Manabí, dijo que la materia prima para la elaboración de ese sombrero es originaria de América y que eso ratifica que el tejido es manabita.