Con este apelativo es que conocen a este vendedor de gafas y lentes.

Aunque Alonso es oriundo de Montecristi, se siente un pedernalino más porque sus ventas las hace diariamente en este cantón al que considera su segundo hogar.

Mencionó que esta tierra lo ha tratado “de maravilla”, y que aunque ocurrió el terremoto del 16 de abril del año pasado, no lo ahuyentó debido a que este cantón y su gente le han dado la oportunidad de poder salir adelante.

“En Pedernales vivo solo, pero viajo constantemente a visitar a mi esposa e hijos en Montecristi. Este trabajo me ha permitido llevar el sustento a mi hogar y adquirir lo básico, sobre todo darles la alimentación y la educación a los míos”, expresó.

Aseguró que no le molesta que le digan “El gafero” porque es su negocio y además es su pequeña empresa caminante, que le permite sobrevivir porque a la edad que tiene nadie le ofrece trabajo.

Manifestó que en los últimos días el negocio no ha estado bueno, ya que el sol se aleja por días de las playas; sin embargo, él no deja de trabajar los fines de semana, que es cuando la venta de sus artículos mejora.

“Vendo gafas para mujeres, varones, adultos y niños, tengo todos los colores que la gente quiera. El precio va desde dos hasta cinco dólares. Cuando me ha ido bien hasta 200 dólares me he hecho”, explicó el vendedor de gafas.