De acuerdo con el funcionario, en ocasiones la misma familia conspira o le insiste a la víctima para que no denuncie, ya que muchas veces los agresores se encuentran en el entorno familiar. 

Sin embargo, sobre las 14 denuncias que se investigan, reconoció que sobre los docentes o personal administrativos, sí se encuentran trabajando.

“Es un trámite eminentemente administrativo, ya que hay medidas de protección que adoptan internamente las unidades educativas como separar al agresor y proteger a la víctima. Tengo entendido que 45 docentes han sido separados por diversas causas relacionadas a posible vulneración de derechos de niños, niñas o adolescentes”, dijo. 

Estos docentes pertenecían a Manabí y Santo Domingo.

El fiscal provincial resaltó que la Fiscalía promueve la investigación del caso y si se recaban los elementos tanto de la existencia material como responsabilidad, impulsa una acusación fiscal contra la persona responsable del hecho.

“En el caso de los menores de edad, muchas veces el abuso sexual o el acoso se lo hace de forma sutil que el propio infante ni siquiera lo percibe, pero lamentablemente existe.

Con los trabajos de intervención psicológica, la víctima colabora con la información necesaria a través de versiones anticipadas a la Fiscalía para poder ir recabando elementos de convicción contra la persona”, sostuvo. 

MEDIDAS. García mencionó que las víctimas son tratadas de tal forma que no vuelvan a vivir el dolor, y no se afecte el proceso de recuperación psicológica.

Para el efecto, precisó que tienen 34 cámaras de Gesell que permiten receptar los testimonios anticipados sin que se permita la revictimización, así no hay contacto visual entre víctima y agresor. 

“Sirve como un elemento probatorio en la audiencia de juicio relevante, porque es lo que nos permite determinar la prueba de responsabilidad penal”, citó.

La Fiscalía tiene presencia en 19 cantones, excepto en Jama, Jaramijó y Olmedo. En cualquiera de esas unidades pueden denunciarse las agresiones a los menores.

A nivel nacional, el Ministerio de Educación informó que entre el 2014 y 2017 hubo 883 denuncias por acoso sexual, pero advirtió que la cifra podría duplicarse por los casos que no son denunciados.

UNICEF. Un reporte de Unicef en Ecuador menciona que el 65% de los casos de abuso sexual fueron cometidos por familiares y personas cercanas a la familia.

El informe de este año detalla que una de las razones por las cuales los niños callan es porque se ven amenazados por muerte o daño físico y que la prevención empieza por los padres. “Del total de casos de abuso sexual solo el 15% fue denunciado y solo el 5,3% fue sancionado”, se indica.

PARTE MÉDICA. En la parte médica y psicológica se trabaja también para ayudar a los niños. En Manabí existen tres salas de acogida que permiten evaluar y dar tratamiento a estos casos.

La psicóloga clínica que trata estos casos en el hospital Verdi Cevallos Balda de Portoviejo, Laura Flores, manifestó que un padre debe reconocer que su hijo ha sido víctima de algún abuso sexual por cambios de conducta, irritabilidad, tristeza, no tener ganas de ir a clases. “Los padres deben hacer un acompañamiento fuerte y tener una comunicación con el niño o niña. Darles cariño y hacerles saber  desde pequeños que nadie les puede tocar sus partes íntimas y que en caso de que ocurra deben comunicarlo a su mamá o papá y creerles”, señala.

Johana Lopera, médico tratante de la Sala de Primera Acogida del hospital, señaló que de 3 a 5 casos posibles de abuso sexual que llegan semanalmente al hospital 2 ó 3 son confirmados.

En las estadísticas de esta área de la casa de salud el año anterior se registraron 75 casos de abuso sexual en edades de entre 0 a 14 años. 

En lo que va del 2017 hasta el mes de septiembre, se reportan 80 casos, según informó Lopera.

Expresó que, por ejemplo, en diciembre del 2016 hubo mayor número de casos registrados. La especialista indica que esto se da porque es en las fiestas de Navidad donde los menores de edad salen y suelen ser más engañados por regalos de extraños.

AGRESOR. El psiquiatra Roberth Loor explicó detalles sobre los agresores. Dijo que frecuentemente tienen algún tipo de trastorno de personalidad e incurren por una perversión del pensamiento que justifica la conducta.

“Nosotros tenemos dos tipos de cerebro. Uno primitivo, propio de los primates, y el cerebro racional, propio del hombre, quien controla sus impulsos a las normas de la sociedad; y cuando vemos casos de agresión sexual se debe a personas que tienen problemas en este circuito, y el mismo circuito que al hombre lo hace adicto a las drogas, que es el circuito del placer y de la recompensa”, explicó. 

SISTEMA. El psiquiatra recordó que el sistema (no solo el educativo) falla en la contratación del personal, ya que siempre se presiona para que los funcionarios sean sometidos a procesos de rigor científico de evaluaciones médicas, psiquiátricas, forenses, psicológicas.

“Lastimosamente aquí se hacen las cosas de una manera brusca, agarran a personas no expertas en el área que utilizan un instrumento de diagnóstico como un test, lo aplican a 200 aspirantes y a veces hasta más. De allí sin una entrevista, que involucre la biografía del sujeto, de dónde procede, cuál es la formación de estructura moral, cómo se desarrolló como persona y cómo conquistó espacios para identificar los criterios de salud mental en base a una evaluación”, sostuvo.