Hasta en su último suspiro, Margarita demostró el amor que sentía por su esposo Segundo Sornoza, de 50 años de edad.

“Me dijo que me amaba y que desde el cielo me iba  a cuidar”, expresa Segundo mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

La pareja se casó a finales de agosto, mientras ella permanecía con oxígeno en una sala del hospital oncológico de Solca.

Historia. En agosto, Segundo le había pedido matrimonio e inmediatamente su familia inició los preparativos de la boda: le confeccionaron el vestido, le regalaron los anillos, y en una ceremonia religiosa se juraron amor hasta que la muerte los separara. 

Y así pasó, por lo que la tristeza invade a la familia por estos días.

Segundo dice que cumplieron el sueño de casarse, pero se lamenta no haber disfrutado mucho tiempo su matrimonio con la mujer que tanto amó.

“Se me fue mi esposa”, comenta con tristeza mientras mira la fotografía de su amada que lleva siempre en su billetera, que saca cuando la tristeza lo embarga.

Esperanzas. El hombre recuerda que después de que contrajeron matrimonio, la salud de Margarita mejoró y se ilusionaron  tanto que pensaron que vencería el cáncer, pues la fe siempre estuvo presente.

La historia de amor de esta pareja duró un poco de más de diez años. Se conocieron cuando Segundo le prestó sus servicios de mudanza a Margarita, de Quito a Portoviejo.

“Empezamos a salir y luego nos enamoramos”, recuerda, señalando que los años que vivieron juntos fueron los más felices.

Segundo espera reencontrarse con su amada algún día para seguir demostrándole su amor.

Maribel Aguirre, la hermana melliza de Margarita, la recuerda como “una guerrera” que le daba ánimos a los demás pacientes de Solca. 

Margarita fue operada por tres ocasiones a causa del cáncer.