Cuando generalmente yo vengo a Ecuador, ya sea a Quito o Guayaquil, su gente es uno de los públicos más cálidos que me recibe, pero no voy a negar que mi primera vez con los manabitas y el contacto con ustedes ha sido impactante. Son muy acogedores y me han dado un gran recibimiento. Ecuador siempre ha demostrado un cariño que no es normal por el trabajo de uno. El aprecio y generosidad de su gente me llena y conmueve.

En primer lugar hay un factor que no es mérito mío. Yo creo que es un error de suerte, una bendición especial que uno tiene que agradecerle a Dios, a la vida. A la vez, reconozco que llegué a esto por una serie de cosas que no fueron decididas por mí. Antes del mundo de la televisión yo era un estudiante de arquitectura. La idea de convertirme en un galán de telenovelas nunca se me había cruzado por la cabeza, aunque sí había coqueteado desde muy chico con la música.

La crisis de Venezuela no es una crisis que empezó ahorita. La crisis viene rodando desde que estuvo Hugo Chávez y yo lo veía venir. El problema no era Chávez, el problema es que esto no se parece a ninguna izquierda. Es exactamente lo mismo que hace Donald Trump, decirles a los norteamericanos lo que quieren oír, así sea mentira. Hay poderes más fuertes detrás de Chávez y Maduro, que son los  que  han creado el caos en mi país. Condeno la injusticia, las muertes y el hambre que ronda en mi país y lamento que mis hermanos estén viviendo todo esto.

Sí, este es un gran proyecto que llegó y debo confesar que acepté ahora la propuesta porque ya la había recibido antes. Tenía que sacarme esa espinita y estoy rodando los capítulos en México actualmente.

Carlos Mata es Juan Carlos Salvatierra. Este es un tipo que se ha hecho a pulso. Es extremadamente habilidoso para encontrar alternativas financieras y buenos negocios. Se casó con Pina Contini, una italiana unos años mayor que él, despampanante y sobre todo con mucho dinero. De esa unión nació Esperanza y otro hijo del que poco se sabe, ni se nombra, pues es un episodio de drogas vergonzoso para la historia familiar.

Que este servidor está encantado del cariño que le dan, que le doy infinitas gracias a Ecuador y Manabí por llevarme en su corazón y muchas más gracias por ser la nueva tierra o tierra prometida que está acogiendo a mis hermanos venezolanos, a quienes les recuerdo que los amo mucho.