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Peligrosa dependencia

Domingo 20 Agosto 2017 | 04:00

 La polémica persiste. Los agroquímicos son productos utilizados para elevar los rendimientos de los cultivos. Pero también se definen como sustancias tóxicas que se introducen al ambiente contaminando aguas, suelo, aire y seres vivos. Alcanzaron su mayor dimensión por temor a que la producción de alimentos fuera insuficiente ante el incremento mundial de la población. Pero se sostiene que atentan a la seguridad alimentarias por incidir en la salud de los consumidores. 

Norman Borlaug, premio Nobel de la Paz (1970), fue el impulsor de la llamada revolución verde, que fomentó la agricultura a gran escala instalando una dependencia química que se mantiene pese a corrientes ambientalistas que promueven una agricultura sustentable.
El Ecuador tradicionalmente agrícola, no está al margen de esta tendencia, por el contrario mueve anualmente importantes cantidades de dinero. 
Según el Vademecum Agrícola, en el 2011 se importaron 621 millones de dólares, de los cuales el 62% correspondió a fertilizantes, mayoritariamente urea, y el 32% (198 millones) fueron plaguicidas. Estos últimos para combatir organismos nocivos que afectan y/o matan a las plantas cultivadas. Entre ellos los fungicidas representan el 54 % de las importaciones de agrotóxicos. El rubro mayormente sometido es el banano, cuyas 192 mil hectáreas son tratadas repetidamente con aplicaciones aéreas de fungicidas para combatir la Sigatoka Negra. Sólo en este cultivo se dedica el 38 % de la importación nacional de plaguicidas, aspecto entendible porque la industria bananera debe atender las exigencias del mercado internacional. 
Ventajosamente las estadísticas demuestran que hay otra cara de la medalla al tener cultivos como cacao, soya, piña, tabaco , mango y otras, que sumados triplican la superficie bananera, pero que el consumo de plaguicidas durante su ciclo productivo, en conjunto está por debajo del 10% del total dedicado a las importaciones. Este contraste favorable compromete la necesidad de mantenerlos en esa condición.
Para reducir el incremento sostenido de estas cifras y no seguir afectando nuestra debilitada economía será imperativo contar con regulaciones que provengan del poder ejecutivo. 
Hasta ahora las campañas para disminuirlos no tienen los resultados deseados ya que en 2013 (Vademecum Agrícola) las importaciones de plaguicidas fueron 30 millones más que en el 2011. Situación favorecida por masivas y millonarias campañas publicitarias de empresas que importan y comercializan estos productos, inclusive el sector oficial con la dotación de kits entregados a los productores con químicos innecesarios que intoxican los agroecosistemas, como las plantaciones de cacao, en donde las plagas están autorreguladas. Además presentan ambiente favorable para altas poblaciones de diminutos insectos responsables del 95% de flores polinizadas. Estos organismos benéficos son aliados de los agricultores, que deben protegerse para asegurar la producción y preservar la calidad en sabor y aroma de la “pepa de oro”. 
 *Investigador Categorizado Senescyt.
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