Los “mojigos” son niños, jóvenes y adultos, hombres y mujeres, que se disfrazan lo más feo que puedan, cubren sus rostros con máscaras de animales y portan látigos, cinturones, cadenas, palos… con los que amedrentan a los observadores. Estos acompañan al diablo, que aparece vestido de rojo sobre el lomo de un caballo y regala dulces a su paso.

Esta particular celebración se la lleva a cabo desde 1930, cuando el fundador de Jujan, José Domingo Delgado, organizó la presentación de este baile cultural, informó Santiago Medrano, uno de los organizadores de los “mojigos”.

 

Acompañantes. El diablo montado a caballo, vestido todo de rojo, es el personaje principal que preside la comparsa de los “mojigos”. Es un bonachón que este año aparecerá junto a una diabla, personaje que se suma a los tradicionales de esta fiesta, que, como todos los años, estará acompañada de una banda de músicos.

Medrano señala que este diablo desde los inicios de la fiesta ha encabezado la comparsa de los “mojigos” y ha sobrevivido al paso del tiempo, se lo ha fortalecido y se le ha hecho conocer a escala nacional.

Los “mojigos” alegran la fiesta en agosto y con su baile buscan la forma de espantar a la gente. Es por esto que los jujanenses esperan con ansias estas conmemoraciones, porque se asustan, pero al mismo tiempo se divierten, asegura.

>significado. La palabra “mojigo” no se encuentra en el diccionario. Una similar es mojiganga, que significa fiesta pública carnavalesca, que se hace con varios disfraces, especialmente de figuras de animales.

Pero los jujanenses lo relacionan con los mojigatos, que hacían una fiesta alrededor de un líder o de un capataz.

Medrano cuenta no tener un significado puntual de “mojigo”; sin embargo, habla de una derivación de mojigato (que finge timidez y humildad).

De todas maneras, esta palabra, que no se ha escuchado en ninguna otra parte del país, se ha institucionalizado en Jujan, asegura Santiago Medrano.  

Allá por los años 50 o 60 se habría registrado un pacto entre el diablo y los hacendados y terratenientes de Jujan para asegurarse de mantener sus tierras y su ganado.

Santiago Medrano, uno de los organizadores de los “mojigos”, habla de los relatos escuchados de los adultos mayores que indican que el diablo llegaba a las 00h00 montado a caballo hasta las tierras de las personas que habían pactado con él, es por eso que tenían dinero, tierras y ganado.

Estas son leyendas y parte del imaginario popular de Jujan, que se siguen contando para mantener viva la tradición, asegura Medrano.