Por lo tanto, es  relativo  y no depende que se blinde a un  expresidente de un gobierno para proteger y/o poner a salvo su integridad. Poner a salvo la vida a esos niveles también depende -y en gran medida- de lo buena gente que haya sido, de las acciones humanas que haya profesado y de los  afectos  al prójimo, entre otros atributos conductuales. 

¿Por qué temer, si nada se debe? Proverbio que se utiliza como una advertencia para los que se sientan culpables con su propio yo. Este dicho es muy sabio, porque hay muchos  mandatarios, como el susodicho, que cuando ostentan el poder abusan de él sin medir futuras consecuencias; y después cuando ya son ciudadanos comunes, se sienten en deuda moral con quienes han afectado. Esos individuos vivirán con “temor” toda su vida, porque su conciencia siempre les estará recordando el daño que hicieron.

En el fondo,  estos temores van más allá del deber o el ser. Si la conciencia está limpia, es querido  y respetado,  en lugar de ofendido o agraviado. Así parece que lo entendieron  exmandatarios como Rodrigo Borja, Sixto Durán, Ricardo Noboa, Alfredo Palacios, Lucio Gutiérrez,  entre otros, que luego de dejar el poder los vemos siempre recorriendo calles y mercados, recodos y parques,  sin “guardaespaldas”.

Como en la época del emperador con sus guardias pretorianas, el 3 de mayo se firmó en Ecuador el Decreto Presidencial 1369 que establece: “Proporcionar, de ser necesario, protección y seguridad a los expresidentes y exvicepresidentes de la República, a sus cónyuges e hijos,...”, lo cual se consumó en la Asamblea con la aprobación maratónica del “Código Orgánico de Entidades de Seguridad Ciudadana y Orden Público”, quedando  claro que también heredamos, aparte de corrupción, inseguridad ciudadana. Y ante ello necesitan “guardaespaldas” para su protección personal y material

Más o menos, el presidente Lenín Moreno expresó que no tiene sentido, en los actuales momentos, armarse de  “guardias pretorianas” ni institucionalizar este factor represivo y generador de violencia, ya que, como es obvio, requerirá un desembolso presupuestario del Estado, mientras es evidente que la situación económica del país entrará en terapia intensiva. “El que nada debe, nada teme, pero el malvado siempre huye aunque nadie lo persiga”. Hacemos cosas sin sentido al creernos emperador o rey.