Actualizado hace: 939 días 17 horas 40 minutos
Imbabura
Legado propio

En varios pueblos aún existen personas creativas que han decidido impulsar sus costumbres, tradiciones y sobre todo el trabajo realizado con sus propias manos.

Lunes 17 Julio 2017 | 04:00

 Se han unido en asociaciones para difundir su cultura a través del turismo comunitario que comprende también apreciar de cerca cómo sus mujeres bordan blusas y mantelería, además de conocer cómo hacen manualidades en base a la madera y al barro que encuentran en los bosques y las montañas cercanas a sus sitios de vivienda. 

La música y la gastronomía también son habilidades que destacan.
En Imbabura, provincia rodeada de lagos y lagunas y vigilada por el ‘Taita Manuel Imbabura’ y la ‘Mama María Isabel Cotacachi’, se encuentra a estos artistas, entre ellos los de San Clemente y La Rinconada, comunidades indígenas asentadas al sur este de la ciudad de Ibarra.
Madera es materia prima. Rafael Pupiales, un maestro jubilado de 70 años, oriundo de la comunidad La Rinconada, parroquia Angochagua (Ibarra), pupilo de monseñor Leonidas Proaño, es hoy un creativo carpintero que da forma a la madera del Cerote, un matorral de un poco más de un metro que crece en los páramos.
Muebles, mesas, roperos, animales, bisutería, llaveros, adornos y más son el resultado de su trabajo. 
Cuenta que en cada tronco, en cada rama, en cada raíz encuentra alguna forma que servirá para adorno o mueble. 
Él está dispuesto a enseñar esta habilidad a quien se interese.
Bordado creativo.  En la comunidad San Clemente es común ver a sus mujeres bordando.
Ellas aprovechan cualquier momento para dar rienda a su imaginación y habilidad y, mientras esperan o conversan, van dando finas y tupidas puntadas con hilo de diversos colores.
Magdalena Pupiales, mujer kichwa caranqui, cuenta que aprendieron el bordado desde niñas, de sus madres y abuelas, porque esa es una costumbre y tradición que se inspira en lo que ven en el campo: las flores, las aves y la naturaleza, “pues esta tiene mucha vida”. 
Conversa que por muchos años trabajaron para los intermediarios, pero ahora bordan en fina tela de algodón no solo su propia ropa sino también manteles, toallas y otras prendas para venderlas directamente a los turistas que les visitan.
 
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