ació en Chone, Manabí, pero a los siete años de edad se trasladó al Oriente junto a su familia.
El fútbol es algo que le apasiona. De hecho, cuando tenía 12 años se escapaba de su casa para poder “pelotear”.
Aquello no alegra a sus padres, pues ellos querían que dedique más tiempo a los estudios. Sin embargo, al ver las aptitudes de su hijo en el campo de juego empezaron a apoyarlo.
Habilidades. Murillo comenzó a defender los colores del club Anaconda, perteneciente a la segunda categoría de Orellana.
En un encuentro de fútbol sus habilidades impactaron a Wilmer Castillo, presidente de Talleres, quien le ofreció vincularse al club “aurinegro” en el 2016.
Murillo no lo pensó y aceptó.
Tras dos temporadas vistiendo la camiseta del equipo santodomingueño el volante de contención se ha ganado la confianza de todos del camerino y por ello lleva la cinta de capitán.
Talleres ya clasificó a los zonales de ascenso y Murillo espera hacer un buen papel con el equipo que le ha dado muchas alegrías.
“Él dialoga con todos sus compañeros, comparte sus experiencias y acude a los directivos si existe algún inconveniente. Es disciplinado y aguerrido, por eso se ha ganado la capitanía del club”, dijo Castillo, quien afirmó que existen conversaciones para que Murillo sea fichado por Macará.