Luego fueron llevados a diferentes cementerios.

Decenas de amigos en motocicletas los despidieron haciendo piruetas.

El llanto de sus familiares se mezclaba con la música mexicana que acompañaba el traslado de los cuerpos.

“Cuando me muera levanten una cruz de marihuana, con diez botellas de vino y cien barajas clavadas, al fin que fue mi desnito andar en las sendas malas...”, un corrido llamado La cruz de marihuana, se repetía constantemente.

Los cuerpos recorrieron la calle Puerto Real en los hombros de sus más allegados amigos y al pasar el puente se separaron.

Reyes fue llevado al cementerio general y Vásquez al cementerio Jardines de Manabí. 

 

> RECLAMOS. Ambas víctimas vivían en la parroquia San Pablo de Portoviejo.

Cuando el cuerpo de Reyes era trasladado hasta la iglesia, algunos de sus amigos protagonizaron incidentes leves frente a la Fiscalía y en las afueras de la iglesia, por lo que un grupo de policías tuvo que intervenir y dar resguardo para mantener la seguridad en la zona.

 

> MOLESTOS. La muerte de ambos hombres se suscitó la madrugada del domingo cuando viajaban junto a otro amigo en una moto.

Ellos circulaban por la calle Pedro Gual y al llegar a la intersección con la Rocafuerte chocaron con una camioneta.

Tanto Vásquez como Reyes murieron en el instante, mientras que Andrés Saltos, el tercer ocupante de la moto, quedó herido de gravedad.

Él sigue hospitalizado y su estado de salud es crítico. 

Los familiares de las víctimas explicaron que el chofer de la camioneta fue detenido, pero en la audiencia le otorgaron medidas sustitutivas y recuperó su libertad.

Los familiares de Vásquez y Reyes están indignados por esa decisión.

“Pedimos justicia a las autoridades y lo que hacen es fallarnos”, dijo llorando Gina Reyes, hermana de uno de los fallecidos.