La actividad la realizan bajo el ritual heredado por sus ancestros, esto a través de una gran minga que da inicio con el llamado de la bocina y un ritual de purificación.
El principal instrumento que ellos usan para llevar a cabo el ritual de la cosecha es la hoz, una herramienta en forma de media luna con una especie de dientes que les da facilidad para realizar un corte perfecto de la gramínea.
Julio Bravo Daquilema, de la Corporación de Productores de Leguminosas y Granos Andinos (Corpopuruwa), dijo que durante estas labores los indígenas cantan el jaguay, que “nuestros taitas y nuestras mamás cantaban en agradecimiento a la Pachamama, que es la que nos da el fruto”.
Los meses de cosecha en algunas comunidades de Chimborazo (Guamote, Alausí, Colta, Cacha, entre otras), se dan entre junio y julio.
Al ritmo del canto del jaguay se recoge el trigo maduro que les ofrece la Pachamama, y es así como hombre y mujeres realizan el ritual de la cosecha.