Para María Iñamagua, mujer de 52 años de edad, nativa del cantón Sígsig y quien ha heredado los saberes ancestrales en medicina natural, el significado de la pampamesa es crear y compartir un espacio en donde “exista una verdadera redistribución de la riqueza, equidad e igualdad social entre quienes conforman una comunidad, un barrio o un vecindario”.

Cada familia o integrante del grupo aporta con porciones de alimentos que los brinda sobre el lienzo. Son alimentos básicos extraídos de la tierra, como el haba, chocho, mote, quinua, poroto, melloco, trigo, zanahoria blanca, oca. 

A ellos se suma el cuy, el pollo, las papas y como bebida se brinda la chicha de jora, explicó María Iñamagua.

>Una tradición.  Alrededor del mantel todos se juntan a la hora de comer, siendo hoy en día una tradición para luego de una minga o de una marcha dentro de las fiestas patronales en las parroquias rurales de Cuenca y Azuay.

Según la cosmovisión andina, el año está compuesto por trece meses: doce de trabajo de la tierra y uno de cosecha, que es el mes de junio o del Inti Raymi, que se celebra con varias demostraciones de gratitud a la Pachamama por los alimentos recibidos este año, reseña el investigador y escritor Adolfo Parra.

“El comer a ras del piso es para tener contacto directo con la Pachamama y sentir su energía”, anotó Adolfo Parra.

 

>Cocina tradicional.  Para Esteban Álvarez, investigador de la cocina tradicional, los alimentos que se comparten en la pampamesa se distinguen por la geografía de los pueblos de la Sierra, puesto que la práctica de la pampamesa se mantiene a lo largo de la región Andina.

Actualmente los alimentos se ingieren por necesidad y centro de vida; en la cosmovisión andina la alimentación es la base de todo y todo gira alrededor de la alimentación porque eso determina la calidad de vida y su manera de vivir, anotó Esteban Álvarez.