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Cien días sin paz

Cien días de agitación social y casi un centenar de muertes. Venezuela se debate en una violenta crisis que inquieta al mundo.

Domingo 09 Julio 2017 | 05:00

Ana Rosa Cisneros, de 41 años, madre soltera, trabaja en un restaurante. Salía de una farmacia en Caracas cuando la arrestaron.

Fuera del lugar había protestas. Ella quedó entre el fuego cruzado. No estaba protestando, asegura en declaraciones que recoge el diario The Washington Post.
Miembros de la Guardia Civil la halaron de los cabellos y la arrastraron hacia un patrullero. Le pegaban y la insultaban, según sus declaraciones.
La acusaron de asociación ilícita y la tuvieron 16 días en la cárcel, encerrada con seis hombres en una celda. Tras salir en libertad fue obligada a presentarse cada mes ante un tribunal.
En un video publicado en redes sociales se observa a una mujer golpeada por un grupo. Según la descripción, es fuera de la Asamblea Nacional. Las imágenes son tomadas desde arriba, tal vez desde una ventana o un balcón. La mujer, de blusa blanca, está sola, sin escapatoria, desarmada, frente a unos quince encapuchados. La rodean siete motocicletas y en cada una hay dos personas. Dos hombres la golpean con puños y puntapiés, otro la ataca con un casco. Una cuarta se acerca con lo que parece ser un palo y la agarra de los cabellos, pero la mujer se defiende. Le quita el palo; otro se acerca y se lo arrebata para dejarla indefensa. La víctima resiste los golpes de cuatro personas, mientras alguien grita “mátala, mátala”. Se escucha el comentario de una mujer, supuestamente de quien graba: “Mira cómo coñacean (golpean) a la tipa, chava. Mira a  las malditas ratas esas”. También se oyen risas, gritos. De pronto, un estruendo, como un disparo, hace que los motociclistas se dirijan a la calzada, listos para huir, mientras la mujer sigue recibiendo golpes. Fin del video. Apenas dura 38 segundos.
Son dos escenarios diferentes, con la misma tónica: la de la violencia de los últimos cien días en Venezuela, país que enfrenta una crisis política que ha llevado a sus habitantes a la inseguridad.
Desde el pasado 1 de abril la patria de Bolívar vive una oleada de manifestaciones a favor y en contra del gobierno de Nicolás Maduro. Algunas de ellas se han tornado violentas y han dejado 91 muertos y cerca de 1.500 heridos, según cifras de la Fiscalía.
Aquí es válido decir que las protestas en Venezuela no son nuevas. En el año 2014 el país soportó 4 meses de manifestaciones que dejaron 43 muertos y más de 800 heridos. Pero en esta ocasión, la cifra de víctimas se ha duplicado y apenas van 100 días.
 
Motivo. ¿Qué desencadenó esta nueva ola de protestas que no solamente caotiza a Caracas sino que se extiende por la mayor parte del territorio venezolano?
El mes de abril arrancó con manifestaciones, tras dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que le quitaban poderes a la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y limitaban la inmunidad de los legisladores.
El TSJ considera que la Asamblea está en desacato.
Si bien el 1 de abril el TSJ renunció a asumir las funciones del Parlamento, ya se habían registrado los primeros incidentes. La tensión aumentó el 5 de abril cuando el Legislativo activó el procedimiento para destituir a los magistrados del TSJ, lo cual fue rechazado por el Poder Ciudadano. Dos días después, Henrique Capriles, líder opositor, gobernador del estado de Miranda, fue inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos por la Contraloría General de Venezuela.
La oposición acusa al gobierno de haberse convertido en una dictadura, mientras que el oficialismo denuncia que sus rivales están promoviendo un golpe de Estado y una intervención extranjera.
La crisis motivó la reacción de gobiernos y organismos internacionales. Los miembros de la Organización de Estados Americanos pidieron la intervención para ayudar a zanjar los problemas en Venezuela, lo cual no fue del agrado del régimen de Nicolás Maduro, que anunció su salida de la institución.
 
Asamblea. La intensidad del enfrentamiento político creció el 1 de mayo, a un mes de las protestas, cuando el presidente Nicolás Maduro convocó a una Asamblea Nacional Constituyente “chavista”, formada por 545 miembros y elegida por el “voto del pueblo”. Ese mismo día la oposición tildó a la iniciativa de “golpe de Estado”, “fraude” y “asesinato al legado de Chávez, que es la Constitución”.
Maduro firmó tres semanas después, el 23 de mayo, las condiciones para el llamado a la Constituyente y el 4 de junio el Consejo Nacional Electoral propuso que los comicios sean el 30 de julio.
El jueves empezó la campaña para captar el voto por los candidatos oficialistas, en tanto que la oposición dice que primero debió consultársele al pueblo sobre si aprobaban la convocatoria. Ellos plantean el 16 de julio para ese paso.
 
Fiscal. La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, antigua aliada de Maduro, se ha convertido también en una dura crítica.
El 8 de junio la funcionaria pidió al TSJ que anulara el proceso para la Asamblea Constituyente e indicó que el Defensor del Pueblo y el Contralor General cometieron errores al designar a los miembros del tribunal.
El contraataque del Gobierno llegó el 20 de junio, cuando el mismo TSJ admitió un pedido de enjuiciamiento contra Ortega por posibles faltas graves en el ejercicio de su cargo. El miércoles pasado le designaron un vicefiscal, lo cual es, según ella, una usurpación de funciones. La decisión de si se realiza el juicio o no debe conocerse hoy.
En medio de estos hechos, hubo otros dos sucesos que aumentaron la preocupación de los venezolanos y, también, fuera del país.
El 27 de junio Óscar Pérez, policía y actor, usando un helicóptero policial, sobrevoló y disparó contra la sede del TSJ y el Ministerio de Justicia. Después dijo que lo hacía por defender al pueblo. El hombre está prófugo.
El otro suceso ocurrió el miércoles último cuando un grupo de simpatizantes del chavismo irrumpió en la sede de la Asamblea Nacional y golpeó a veinte personas, entre ellas siete legisladores.
La oposición lo ha atribuido al sector oficialista que, por su parte, ha dicho que fue una reacción del pueblo ante el “ataque de la derecha”.
Todavía no se sabe en qué desembocarán estos enfrentamientos. Lo cierto es que tienen como telón de fondo una aún más dura crisis económica de la que se origina una severa escasez de alimentos, medicinas y otros insumos; y una inflación, considerada la más alta del mundo, que el año pasado alcanzó el 550 por ciento, según la Asamblea, y el 274% según el Banco Central. Este año, según los parlamentarios, ya lleva el 176 % hasta junio.
En opinión de muchos, mientras las tensiones no bajen y no haya acercamientos, seguirán ataques como los que sufrieron Ana Rosa y la anónima mujer de blusa blanca, que demuestran cuán insegura se ha vuelto Venezuela.
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