Así lo explicó  el vicepresidente del FIDA, Périn Saint Ange (foto), quien ya empezó una visita a Ecuador con el objetivo de estrechar la cooperación y acelerar el programa de atención a las zonas rurales de las provincias costeras de Manabí y Esmeraldas, las más afectadas por el terremoto.

Esa sacudida, de magnitud 7,8, dejó 670 muertos, miles de damnificados y unas pérdidas calculadas por el Gobierno ecuatoriano en más de 3.000 millones de dólares.

En una entrevista con Efe, Saint Ange remarcó el interés de su agencia para trabajar "de cerca" con Ecuador, especialmente con las comunidades rurales que, con el terremoto, dejaron al desnudo varios de sus grandes problemas, especialmente la pobreza y la falta de oportunidades.

Sin embargo, esas mismas comunidades "han demostrado que son capaces de volverse resilientes si se les da un espacio para salir de esa situación", comentó el vicepresidente de dicho fondo.

Aseguró que entre los más afectados por el terremoto en las zonas rurales de Manabí y Esmeraldas se incluyen los jóvenes, los adultos mayores y quienes a ese momento ya se encontraban en el desempleo.

Las poblaciones rurales jóvenes, por ejemplo, abandonan sus terruños en busca de nuevas oportunidades de vida en las ciudades y "esto debe ser contenido", apuntó.

Por ello, sostuvo que en las zonas afectadas se debería mejorar la mecanización del campo, los sistemas de almacenaje de productos, los cultivos y usar mejores semillas.

Pero para hacerlo se "necesita un proyecto, un programa, apoyo, se necesita determinación y recursos financieros", afirmó Saint Ange al precisar que el FIDA está trabajando con el Gobierno de España y otras agencias internacionales para atraer apoyo, asistencia técnica financiera, acceso a la tecnología y mejorar la capacidad de reconstrucción.

Este ejercicio, agregó, se hace con un trabajo en conjunto con el Gobierno y las comunidades rurales, justamente para "potenciar las capacidades" de esas mismas poblaciones.

"Juntos podemos atraer estas facilidades capacitantes para que esta transformación pueda darse en las áreas rurales", insistió al apuntar que el Fondo apoya directa o indirectamente "acciones transformadoras" para que este desarrollo rural sea sostenible en el tiempo.

En un primer momento, el FIDA prevé llegar a las áreas afectadas para poder "trazar una hoja de ruta" que permita superar los desafíos que enfrentan dichas comunidades, añadió Saint Ange e informó de que ya hay "inversiones prioritarias" identificadas y que deben ser aplicadas de forma inmediata.

Además, la acción del Fondo se convierte en "un magneto para facilitar a otros socios internacionales para unirse en este esfuerzo".

Según esa organización, desde 1978 ha invertido unos 130 millones de dólares en una decena de proyectos de desarrollo agrícola en Ecuador, de los que se han beneficiado más de 271.767 hogares. EFE