Aguirre fue parte activa de los inicios de asentamiento, de la vida política y del crecimiento del pueblo concordense y que hoy, tras su muerte, para quienes lo conocieron es un legado de trabajo y constancia.

A sus 84 años “Don Aguirre”, como le conocían, falleció tras problemas de salud pulmonar.

Ejerció su actividad de comerciante hasta hace unos tres años, sus restos están siendo velados en su vivienda, ubicada en la avenida Simón Plata Torres.

De Cotopaxi. Don Francisco, era de origen Saquisilense, provincia de Cotopaxi.

En el año 1950 recorría los cantones de la provincia de Manabí, después se radicó en Balzar, Guayas, donde nacieron dos de sus cinco hijos.

Por medio de un amigo supo de La Concordia y en el año 1963 se aventuró a probar suerte en su negocio en este poblado, donde le contaron “no había nada”.

Puso su negocio, que poco a poco fue creciendo. “Aquí es Aguirre” se leía en una esquina de la avenida Simón Plata Torres y calle 1 de Mayo.

Contaba que cuando llegó, el lugar era una bananera con unas 15 casas aproximadamente. Fue entonces cuando poco a poco se unieron a estos otros colonos y empezaron con los años a buscar mejoras para el pequeño asentamiento y así fue como formó parte de la primera junta promejoras en 1968, fue tesorero por tres periodos consecutivos. 

Siempre mantuvo contacto con autoridades de Esmeraldas, aunque sus raíces eran de la Sierra su corazón era esmeraldeño y siempre defendió desde una postura muy educada y respetuosa su ideología de que La Concordia debía ser de la provincia verde.

Hoy en su partida sus hijos abren los álbumes que en fotografías cuentan más de una historia y recuerdos, cuentan lo alegre y coloridas que eran las fiestas organizadas por su comitiva, las bandas de pueblo eran infaltables cada año.