Ángel Cevallos es uno de los fundadores del sitio. Cuenta que llegó desde Loja a Santo Domingo en 1978. Fue recibido por una selva virgen y por la majestuosidad del río Blanco, que atraviesa el sector.
“Cuando llegué teníamos que cruzar el río por un puente colgante y de madera”, dice Ángel.
En el 2000 Valle Hermoso se registró oficialmente como parroquia.
Según Marco Ortiz, el sitio, en el que vive por más de 23 años, no progresa debido a la falta de obras básicas.
“Tenemos un alcantarillado que ya cumplió su vida útil, unas calles que parecen cernideras y muchas otras cosas que nos hacen falta para que este sector sea digno para vivir. Nos sentimos abandonados”, cuenta el hombre.
Obras. Gladys Quiñónez, tiene cuatro hijos a los que diariamente lleva a jugar al parque central de la parroquia.
Pero, según explica, lo hace con cuidado.
Ella teme que por los daños que presentan los juegos sus vástagos sufran algún accidente.
“He visto como los niños se caen o se lastiman por el mal estado de los columpios y otros juegos”, dice.
Jhonny Espinoza, presidente de la Junta Parroquial de Valle Hermoso, afirma que existe un proyecto de recuperación del parque central, el cual contaría con una pileta.
“Solo estamos esperando un crédito del Banco del Estado para trabajar en más obras en beneficio de la comunidad”, expresa.