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El oficio de elaborar monturas

En el cantón Píllaro (Tungurahua) todavía se puede encontrar un taller de talabartería donde se elaboran las monturas.

Martes 27 Junio 2017 | 05:00

 El típico accesorio que es utilizado por los chagras pillareños para realizar sus labores diarias.

A este oficio se dedican los Castañeda, una familia de artesanos que tiene más de 100 años de experiencia en este trabajo.
A inicios de 1920, Fidel Castañeda Moya, quien fue uno de los pioneros de esta labor en Píllaro, estudió en la escuela de Artes y Oficios en Guayaquil, donde aprendió la talabartería y se especializó en la confección de monturas, que enseñó a sus cuatro hijos.
En esa época Píllaro era una zona ganadera y el único medio de transporte era el caballo, puesto que la carretera hacia Ambato todavía no se había construido, de ahí que las monturas eran muy demandadas en el mercado.
Con la muerte de Fidel, su hijo José se hizo cargo del taller de artesanías, porque era el que más había aprovechado sus conocimientos artesanales y de la misma manera transmitió estos saberes a sus tres hijos, de los cuales en la actualidad Carlos, de 64 años, es el que sigue con esta tradición, siendo él la tercera generación de artesanos en talabartería.
De exportación. “Las monturas Castañeda han sido un punto referente en nuestro cantón, porque a través de ellas Píllaro se ha dado a conocer al mundo entero porque han llegado personas de Alemania, Argentina, Bolivia, Colombia, Panamá, Chile, Italia… a comprar nuestros productos”, comenta Carlos.
También menciona que empresarios han pedido que se fabrique por cantidades industriales, pero por ser personas honestas, que mantienen la calidad del producto, además que la fabricación es hecha a mano, no se ha aceptado.
Hace 40 años el taller de los Castañeda fue visitado por el entonces presidente de la República, general Guillermo Rodríguez Lara, y el Cónsul de Chile.
José Castañeda fue condecorado por la Gobernación de Tungurahua, en un justo reconocimiento, por el realce que ha dado a la provincia.
“Ahora ya no hay quien aprenda este oficio, los jóvenes de hoy para enseñarles quieren que se les pague, de esta manera no hay cómo enseñar, porque ellos no rinden en el trabajo a diferencia de nosotros como hijos. 
Hemos ayudado y gracias a eso hemos aprendido el oficio”, manifiesta Carlos.
“En mi familia soy el único dedicado a esta labor, después de mi hijo tal vez desaparezca este arte porque no hay nadie quien quiera aprender esta labor”, afirma el artesano.
La familia Castañeda está llena de historia que enriquece la cultura de su cantón, tratando de mantener un legado que ha dado identidad a Píllaro.
Elaboración. La silla de montar se construye sobre armazón tradicionalmente elaborado de madera; sin embargo, en la actualidad también se lo fabrica con materiales sintéticos o de metal.
El tamaño de este armazón determina el ajuste de la silla sobre el dorso del caballo, así como la talla del asiento del jinete. Las dos estructuras transversales y curvas son los arzones: uno delantero y otro trasero, que unen los brazos longitudinales.
 
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