El hombre, de 23 años, murió al ser arrollado por un bus a las 12h30 del sábado, en la calle 18 de Enero y Miguel Pozo, de la parroquia Venus del Río Quevedo.

La víctima iba en moto, llevaba unas presas de pollo y una funda de ajo cuando, por circunstancias aún no establecidas, una unidad de transporte urbano, línea 8, lo arrolló.

Entre el dolor e impotencia por la pérdida de su ser querido, familiares de Jerry piden justicia. Ayer, mientras esperaban que el cuerpo llegara del centro forense de Santo Domingo hasta el velorio, realizado en la calle Primero de Mayo y Zoila Martínez (casa de su abuela paterna) en la parroquia Venus, los deudos indicaron que esperan que la Policía y Fiscalía realicen las investigaciones para que su muerte no quede en la impunidad.

“Tenía tres hijos (dos mujeres y un varón), hace dos meses nació el último de ellos. Llegó de Guayaquil hace ocho días  para estar junto a ellos, inscribir al menor y pasar el Día del Padre con su familia”, dijo Gabriela Plúas, tía de la víctima, asegurando que desde su llegada disfrutaba de la compañía de sus pequeños y de su esposa, hasta regresar a Guayaquil donde trabajaba en una lavandería de carros.

DOLOR. Nelly Chiriguaya, abuela materna del difunto,  recordó que a los siete años de edad lo acogió como hijo, desde entonces compartió junto a Jerry Álava sus mejores momentos hasta la mañana del sábado antes de su muerte.

“Era un chico muy alegre, carismático, dedicado a su familia, ahora tres niños se quedaron sin su padre”, comentó la mujer.

El día de su sepelio aún no está definido. “Esperamos la llegada de familiares de Italia y España que quieren verlo por última vez, es probable que lo sepultemos el martes”, informaron sus allegados, indicando que hace meses había viajado a Guayaquil por la falta de trabajo en Quevedo.

Él iba y venía de Guayaquil porque su esposa y sus tres hijos viven el sector Paquisha, de Quevedo. Cuando ocurrió el accidente iba en la moto de un amigo hacia su casa.