Celebraciones por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), como vínculos para sensibilizar a la población mundial en temas ambientales, intensificando la atención y la acción política. En 1972 se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para coordinar las actividades relacionadas con el medio ambiente, apoyar a los países en la implementación de políticas medioambientales y fomentar el desarrollo sostenible.
Temáticas tratadas en sucesivos foros como el Tratado Kyoto (1997) y las Cumbres de Río (1992 y 2012), con participación de las naciones industrializadas, responsables de la mayor emisión de gases contaminantes y demás países miembros de la ONU. En el Acuerdo de París de 2015, donde por primera vez asistieron 195 naciones, se alcanzó un compromiso histórico para combatir el cambio climático e impulsar medidas para reducir las emisiones de gases contaminantes.
Eventos acompañados desde 1975 por programas de Educación Ambiental, que además de generar conciencia y soluciones a problemas ambientales actuales causados por actividades humanas y los efectos de la relación entre hombre y medio ambiente, es un mecanismo pedagógico para difundir la interacción dentro de los ecosistemas. En el país es asignatura en centros educativos de los tres niveles.
En este mes, a pesar de los antecedentes, sorpresiva y coincidentemente el nuevo presidente de los Estados Unidos se negó a firmar el Acuerdo de París, detalle que hace tambalear avances logrados en esta materia. Es decir, el calendario y la educación ambiental se cumplen, pero los resultados no terminan por convencernos . Ecuador es privilegiado por estar entre los 17 países megadiversos del planeta y ser el tercero en Latinoamérica, después de Brasil y Colombia. Biodiversidad que incluye la del Bosque Seco propio de Manabí , gran parte de la costa y ciertas provincias de la sierra. Al oeste disponemos de la gran frontera bañada por las aguas del Pacífico, que además de extensas playas cuenta con enorme riqueza ictiológica.
Recursos naturales permanentemente agredidos por causas andropogénicas que sobreponen intereses económicos a los ecológicos, destruyendo y contaminando suelo, aguas y aire. La avanzada desertificación se debe a la deforestación y tala de manglares. El mar, afectado por el turismo irracional e industrias, se convierte en depositario de toneladas de desechos plásticos que comprometen la alimentación y sobrevivencia de aves y fauna marinas. La combustión de hidrocarburos en el creciente parque automotor aumenta las emisiones de gases tóxicos, debilitando la capa de ozono y provocando disturbios climáticos.