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Drogas: cada vez más potentes

Antonio (nombre protegido) comenzó a probar productos químicos para drogarse a los 19 años. Lo hizo hasta los 24.

Domingo 25 Junio 2017 | 03:00

 Solía reunirse con algunos amigos para consumir las drogas a las que mezclaban con otras sustancias o con marihuana.

Seis años después de haber dejado el consumo de esos químicos, Antonio sufre problemas de salud que lo obligan a tomar medicinas en forma permanente y someterse a controles médicos periódicos.
Este caso, contado por El Diario, muestra el daño que pueden producir las llamadas drogas químicas en los consumidores.
En algunas ocasiones se han reportado afectaciones cerebrales graves que han llevado a quienes usan estas drogas a cometer acciones de canibalismo o asesinatos, según los reportes de noticias.
Los datos no dejan de ser alarmantes si se toma en cuenta que cada vez disminuye la edad a la que se empieza a consumir drogas.
Según un informe del Observatorio de Drogas del Consejo de Sustancias Estupefacientes, en el año 2012, el 31,3 por ciento de los adolescentes que aceptaron haber consumido sustancias ilícitas lo hizo entre los 12 y 13 años. El 33,4 por ciento reconoció haber iniciado entre los 14 y 15 años de edad.
 
>Fabricante. En Colombia, el año pasado detuvieron a ‘Alejo Tubicí’, un químico empírico que aprendió en Europa la fórmula para preparar drogas.
Los efectos parecidos al éxtasis impresionaron al hombre que, ya de vuelta a Colombia, empezó a distribuir la sustancia entre sus amigos y en fiestas. Llegó a convertirse en un proveedor de anfetaminas en varios países de Europa y América, incluyendo Estados Unidos.
Esta es una de las llamadas drogas sintéticas, que ganan terreno rápidamente.
Según un reporte de la agencia EFE, en el mundo hay más tipos de drogas, están más disponibles y son más potentes, lo que aumenta el riesgo para la salud, mientras que el número de consumidores se mantiene estable desde hace cinco años en unos 250 millones de personas, un 5 por ciento de la población del planeta.
Este “florecimiento” del mercado de las drogas es el aspecto más destacado del Informe Mundial sobre Drogas 2017 de la ONU, y en el que se cifra en 29,5 millones el número de personas con trastornos graves por el consumo de esas sustancias.
Solo una de cada seis personas que requiere tratamiento por estos trastornos recibe asistencia, la mayoría en los países desarrollados, critica el reporte.
 
>Riesgo. “Ha aumentado la situación de riesgo para la salud por la diversificación y la potencia de nuevas sustancias”, explicó Angela Me, coordinadora del informe, en una rueda de prensa en Viena.
La experta puso como ejemplo el fentanilo, un nuevo analgésico en polvo 50 veces más potente que la heroína y que ha causado numerosas sobredosis en EE.UU. en los últimos años.
“El mercado de las drogas continúa evolucionando y el número de sustancias sigue aumentando”, agregó Me, quien explicó que la situación cambia a tanta velocidad que supone un desafío darle una respuesta legal al mismo ritmo.
También nuevas sustancias psicotrópicas que imitan a drogas tradicionales de origen vegetal, como los cannabinoides sintéticos, suponen un riesgo, porque son mucho más potentes y su composición puede ser especialmente nociva.
Entre el 2009 y el 2016 la ONU contabilizó 739 de estas sustancias, que aparecen y desaparecen con rapidez y cuyos componentes químicos varían mucho.
La ONU calcula que en el 2015 hubo al menos 190.000 muertes en el mundo por uso de drogas, un cálculo muy conservador si se considera que solo en EE.UU. murieron ese año 52.400 personas por sobredosis.
El grupo de drogas más letales y dañinas son los opioides, como la heroína y sus análogos sintéticos, que causan, por sobredosis, la mayor parte de las muertes.
Su consumo con jeringuillas es además especialmente arriesgado porque pueden contraerse enfermedades como la hepatitis C o el sida.
 
>Producción. En el 2016, la producción mundial de opio aumentó en un tercio en comparación con el año anterior, debido, sobre todo, al gran crecimiento de las plantaciones en Afganistán.
México es el tercer país por superficie de adormidera, con 26.100 hectáreas, y su producción ilegal abastece al mercado de EE.UU.
En cuanto a la cocaína, se ha producido un aumento de la producción, tráfico y consumo en el mundo, tanto en las regiones con mayor demanda, Europa y América del Norte, como en Asia, un mercado nuevo y creciente para esta droga.
“La fabricación mundial de clorhidrato puro de cocaína alcanzó las 1.125 toneladas en el 2015, lo que representa un aumento general de 25 por ciento respecto al 2013”, indica el reporte sobre la cantidad de cocaína pura manufacturada.
“Es cierto que la producción de cocaína ha aumentado, pero sigue siendo menor que hace diez años. Si se ve la tendencia a largo plazo, es positiva”, matizó Angela Me.
La ONU se remite a datos de análisis de las aguas residuales en ciertas ciudades -detecta así ciertos compuestos químicos presentes en la droga- para indicar que el consumo de cocaína en Europa aumentó al menos un 30 por ciento entre el 2011 y 2016.
“En general, el narcotráfico parece haber aumentado ligeramente en el 2015, y los mercados de algunas drogas, especialmente cocaína y sustancias sintéticas, parecen estar prosperando”, afirma el informe.
Ante una situación que los expertos de la ONU valoran de forma sombría, con pocos avances, Angela Me destacó como aspecto positivo la cooperación internacional y que nunca antes se había incautado tanta droga, que en el caso de la cocaína ascendió a 864 toneladas.
Sin embargo, esos decomisos también indican que el mercado de las drogas está al alza.
El informe apunta que el narcotráfico y el menudeo de drogas supone entre un quinto y un tercio de los ingresos de grandes grupos trasnacionales de crimen organizado.
También grupos terroristas como los talibán se benefician del negocio de las drogas, y la ONU estima que obtienen unos 200 millones de dólares, la mitad de sus ingresos, de tributos a la plantación o el tránsito del opio en Afganistán.
Entre las nuevas tendencias, que suponen un reto para la lucha contra el crimen, está el crecimiento de la venta de drogas en la red oscura (“dark net”) o internet profunda (“deep web”), donde se preserva el anonimato de los participantes y se permite el uso de forma electrónicas de pago.
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