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Argentina
“Veneran” al DI0S

El barrio Las Heras, donde nació Lionel Messi, celebra los 30 años de “habilidad y grandeza” de su ídolo.

Domingo 25 Junio 2017 | 04:00

Han pasado casi dos décadas desde que Messi dejó de correr con la pelota por las calles de su barrio, en la ciudad argentina de Rosario, pero hay quienes nunca olvidarán que hubo un tiempo en el que jugó sólo para ellos el cinco veces ganador del Balón de Oro, que ayer cumplió 30 años. 

“Vos lo veías jugar y decías: este pibe va a llegar lejos. Ya pintaba tener esa habilidad y grandeza”, contó a la agencia de noticias Efe José Luis Manecavale, uno de los habituales del humilde distrito de Las Heras, junto a la vivienda donde el ídolo del Barcelona y de la selección albiceleste vivió con su familia hasta los 13 años.
Murales. Todo comenzó el 24 de junio de 1987, cuando Celia Cuccittini dio a luz en el Hospital Italiano de Rosario a quien poco tardó en deslumbrar con el balón, primero en el campito de al lado de su casa, después en un pequeño club del barrio y por último en la escuela del Newell’s Old Boys. 
Una ‘pulga’ en tamaño físico, pero un Goliat de las canchas que en el 2000 llegó a España para hacer historia. El resto todo el mundo lo sabe. 
“Y pensar que se nos fue... porque más allá que él es de todo el mundo, es más nuestro. Es rosarino. Y hoy cumple 30 años.. ¡la pucha! ¡ya pasó tanto tiempo!”, sentencia Manecavale cuando recuerda que tuvo en sus propios brazos al Messi bebé y remarca lo “querida y respetada” que siempre ha sido la familia del delantero. 
No obstante, en Las Heras todavía viven algunos familiares del ‘10’ y su imagen forma parte del colegio donde estudió -en cuyo patio hay pintado un Leo gigante- y del predio en el que, a escasos metros de la casa familiar, empezó a jugar al fútbol, con un mural que le inmortaliza. “Se veía venir que tenía futuro con la pelota. Fue una linda época ver forjarse al ‘10’ en este barrio. Era el más chiquito y los contrarios no querían que lo pusieran, porque mareaba a todos. Era superior a todos”, declaró Sergio Vallejos, otro de los vecinos. 
Una semana después de su cumpleaños, Leo formalizará, con una celebración por todo lo alto en un hotel de lujo en Argentina, su relación con Antonella Roccuzzo, su novia de toda la vida, también rosarina y con quien ya tiene dos hijos.  
A la espera. “Es el barrio más popular. El de Messi. La gente le espera. Tiene fe de que va a venir a jugar. Ojalá viniera acá a terminar su carrera en Newell’s”, explica Cristina, encargada del kiosco del barrio. Y es que el deseo de la quiosquera es el mismo que el de casi todos en el lugar. Que Leo vuelva y retome lo que no pudo ser de adolescente, cuando su vida dio un vuelco que le llevó a iniciarse en las categorías inferiores del Barcelona, donde le facilitaron un tratamiento de crecimiento hormonal y se destacó como uno de los máximos goleadores de todos los tiempos. Así y tanto, a más de uno le gustaría adivinar si, antes de retirarse, el delantero volverá a hacer las delicias de sus paisanos en un estadio de la ciudad. 
Además, aunque conscientes de que ya nada tiene que demostrar, hay algo que como argentinos ansían con fuerzas.
“Que en Rusia 2018 pueda apagar las poquísimas voces que todavía ponen en duda que es el mejor jugador de la historia”, sentencia Quique Domínguez, uno de los primeros entrenadores de Messi. Con ojos vidriosos por la ilusión de poder ver a su ídolo ganando un mundial.  
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