Este cambio trajo una serie de riesgos, como el de no encontrar una nueva área en el momento oportuno que garantizara su supervivencia; incluso algo peor, el riesgo de hallar que esta nueva zona estuviese ya ocupada por otro grupo, lo que podría llevar a enfrentamientos violentos.
Siglos más tarde, con el dominio de la agricultura y la ganadería, el hombre dejó de depender de la caza y la recolección para su supervivencia. Las comunidades fueron capaces de establecerse sin la necesidad de cambiar constantemente la ubicación del asentamiento. Así nacieron los primeros pueblos que pronto generarían estrategias para protegerse contra los enemigos, los primeros muros fueron levantados para garantizar la seguridad de la comunidad, minimizando el riesgo de un nuevo cambio.
La sociedad moderna todavía conserva en su inconsciente colectivo la aversión al cambio, teniendo en cuenta el riesgo inherente que el mismo aún representa. Lo que observamos en las últimas décadas ha sido la gran aceleración en la velocidad a la que se producen los cambios. Mientras el teléfono necesitó 76 años para llegar a 50 millones de usuarios, los celulares han alcanzado esa marca en solo cinco años y Facebook en tan solo dos.
Los nuevos inventos y la rapidez de las comunicaciones, lo que cambia con esto no es solo el uso de la tecnología, cambian los hábitos de las personas y la forma cómo establecen y rompen relaciones. Todos estos cambios en el comportamiento humano requieren ajustes dentro las organizaciones (familia, empresa, sociedad en general); el panorama competitivo ya no es el mismo, la valoración y la lealtad a las marcas toman nuevas perspectivas.
La productividad repetitiva, fenómeno en el cual el trabajo se mide por parámetros basados en lo que se producía, cede el paso a la productividad creativa o la capacidad de una persona o equipo de buscar mejoras y cambios en la forma en que los procesos de negocios pueden ser puestos en marcha. La revolución tecnológica está todavía en pañales, mucho más va a surgir influenciando directamente en el comportamiento de las personas y su forma de consumir productos y servicios. ¿Estás listo para cambiar? “No hay nada permanente, excepto el cambio”, Heráclito.